¿Hasta qué punto puede repercutir en los vecinos un colapso contable de su Junta? Si algún tiene una idea asaz aproximada, son los habitantes del municipio alicantino de Ibi, donde habían llegado al extremo de que la Policía no patrullaba de sombra o los niños llevaban los folios de su casa para las actividades extraescolares.
Felizmente, la situación se ha desbloqueado recientemente tras reajustes en el área técnico municipal de Gobierno e Intervención, así como una inyección económica de crédito de 434.000 euros y algunas medidas de refuerzo de personal, entre las más urgentes, en Servicios Sociales y con más agentes de la Policía Restringido, ya que no había vigilancia nocturna al no poder abonar las horas extras.
En el día a día, los ibenses lo habían sufrido, entre otras carencias, en no poder utilizar la piscina cubierta municipal para terapias, en el caso de enfermos crónicos, por ejemplo, o en la desidia de material para ejercicios y juegos en el Centro de Información Vivaz o en la mandato de residuos y hasta la recogida de basuras.
Se suspendieron el rally de la subida a las «Revueltas» y el campeonato de motociclismo de clásicos, dos pruebas deportivas con tradición en el extremo quinquenio, y ahora recibirán fondos aliviados en las asociaciones de vecinos, la Protectora y los organizadores de la procesión de Reyes Magos, por otra parte de en Cáritas de ambas parroquias, la de la Transfiguración del Señor y la de Santiago Evangelista, y los equipos de fútbol y fútbol-sala.
En normal, las empresas que operaban de forma externa para el Junta siquiera percibían el coste de sus facturas, lo que ha asfixiado la pertenencias específico, y todavía hay entidades -como la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos- que tendrán que esperar a un segundo turno para el cobro de las subvenciones ordinarias.
El corregidor socialista Sergio Carrasco calificó el impasse como un «ovillo» que se proponía deshacer, y se ha comprometido a que las diferentes asociaciones y entidades locales irán percibiendo sin desidia las ayudas pendientes y con retrasos de meses o abriles, aunque progresivamente.
Los comentarios de los lugareños se habían hecho recurrentes sobre esta pesadilla desde antaño del cambio de reunión, ya con su antecesor -el popular Rafael Serralta– y luego se había agravado con el nuevo equipo de gobierno, que no conseguía siquiera revertir la paralización en el cuota de facturas.