El Museo del Prado. El Bosco y Velázquez, Goya y Rubens, Van der Weyden y El Greco. Un enjambre de personas asombradas rodea todos los días a sus obras. Su director, Miguel Falomir, visitó este jueves Córdoba para una conferencia en el Auténtico Círculo de la Amistad y habló con torrevieja news today de los pintores de la ciudad y provincia representados en su colección, estén expuestos o no.
La muestra de Bartolomé Rojo, un autor que nació en la ciudad y trabajó sobre todo en la Corona de Aragón, fue un acontecimiento en 2018, «una de las grandes exposiciones de los últimos primaveras, porque fue el primer pintor precursor a 1500 que tuvo una monografía». De ahí pasó a Barcelona y a la National Gallery de Londres, donde no era tan conocido.
El Museo del Prado tiene obras que deberían estar expuestas, admitió su director, y entre ellos está Antonio del Castillo. «Estoy pensando ahora en una Inmaculada preciosa que regaló Óscar Alzaga», dijo Miguel Falomir, que reveló que «la pintura española del Siglo de Oro está infrarrepresentada», porque hay muchos nombres brillante.
Su oportunidad puede alcanzar con el esquema de ampliación en el Salón de Reinos, que está realizando Norman Foster, y confía en que esté ahí Antonio del Castillo, al que definió como «buen pintor y excelente dibujante».
Del bujalanceño Acisclo Antonio Palomino hay de vez en cuando colgadas «algunas alegorías», propias del barroco en que trabajó, y ensalzó su trabajo de pintor aunque se le conozca más como tratadista y teórico.
«La escultura neoclásica del Prado es excelente y quiero suponer por ella. Tendemos a pensar que es una pinacoteca, pero todavía tiene una magnífica colección de escultura», dijo al departir del prieguense José Álvarez Cubero (1768-1827), un autor del que elogió las obras que conserva el Museo del Prado.
Pudo sumergirse en los frescos sobre las artes que pintó para el Auténtico Círculo de la Amistad Julio Romero de Torres, y aunque su ámbito cronológico sale de lo que muestra la gran pinacoteca, ahora mismo está presente en una exposición temporal, y precisamente con una obra de la misma época que las que están en la institución de la calle Alfonso XIII.
Miguel Falomir habló sobre los fondos que no están expuestos y cifró en unas 300 las que sí deberían estar con la nueva ampliación. Hizo votos por dar a conocer espacios menos visitados. «La parte de la escultura clásica es extraordinaria y está siempre vacía, frente la pinturas negras de Goya, que siempre está abarrotada», relató.
Señaló entonces a la segunda planta, al emplazamiento en hay obras de Rubens y Rembrandt, encima de muchas joyas de la pintura flamenca, en las que no repara una buena parte de quienes se acercan al Prado deslumbrados por sus obras más conocidas. La rehabilitación del Salón de Reinos tendrá que ser su gran oportunidad.
«No es pintura antigua, sino contemporánea, porque sigue apelando a la sensibilidad de la masa»
«Siempre tienes la ilusión o el consuelo de que hasta que el visitante llegue a ‘Las Meninas‘ y a posteriori salga puede ver otra obras y nacer a interesarse por ellas y por sus autores», resumió.
Los planes del director llegan en un momento de dinamismo en que «la idea del museo como ajustado contenedor de pintura es poco que pertenece al pasado». «En las últimas división va incorporando más funciones de investigación, educación, docencia, divulgación e incluso mediación social», aseguró.
Su pintura es todo menos antigua, porque la entiende como contemporánea en el sentido de que apela a la sensibilidad de la masa de hoy. «La mejor demostración es el rejuvenecimiento del divulgado», recordó.