«Tu asignatura me ha servido para mejorar mi espíritu crítico»


«Te escrito porque no podía finalizar estos dos cursos sin despedirme de ti y de darte las gracias», comienza el correo electrónico que una alumna del IES La Sisla de la plaza toledana Sonseca envió a su profesor de Filosofía, Eugenio Luján, al día sucesivo de conocer las notas de la EvAU (Evaluación para el Paso a la Universidad) en Castilla-La Mancha. «Fuiste el que me introdujo de saciado en ella», y «la modo de explicar cómo ha ido evolucionando el pensamiento humano siempre ha sido una clavo para mí». Por eso, «tus clases me sirvieron para ordenar todas esas dudas y abrir a interesarme por temas que me ayudarían poco a poco, y igualmente a conseguir formar una parte de la persona que soy hoy».

En su mensaje, difundido por el docente en su estado de WhatsApp, la novato reconoce que la filosofía «siempre me ha parecido poco precioso y necesario para la sociedad coetáneo, y tus clases muestran esas facetas de esta disciplina». A continuación, le agradece haberle enseñado «cosas como que la religión no lo es todo; que la sociedad estrictamente racional igualmente tiene sus fallos», y que la vida hay que pasarla «siendo nosotros mismos, sin esconder nuestras ideas por vergüenza».

El profesor al que van dirigidas esas palabras es doctor en Filosofía y entendido en la obra de Miguel de Unamuno. Precisamente, acaba de imprimir la conferencia que impartió en Fuerteventura en febrero. Fue interiormente de los actos programados por la Cátedra Miguel de Unamuno de la Universidad de la Hueco para conmemorar los 100 abriles de su destierro en la isla canaria.

La alumna acaba su agradecimiento a su profesor: «Aunque no lo creas, los conocimientos que he adquirido en tu asignatura me han servido para cambiar y mejorar mi espíritu crítico y reivindicativo». Y se despide: «Gracias por ayudarme a crecer un poquito como alumna y como persona. me quedaré con el presente de que he tenido un profesor maravilloso de Filosofía, y espero suceder estado a la valor de tus clases como alumna».

Como ahora las calificaciones que envían a los institutos van sin nombre, conveniente a la protección de datos, el profesor desconoce las notas de esta estudiante en la EvAU: «Según me han dicho, han sido muy buenas: por encima del 12».

El docente cuenta que a su alumna la tuvo por primera vez en cuarto de la ESO y luego en los dos cursos de Bachillerato. «No entendía que la filosofía pudiera ser una asignatura, sino un conjunto de opiniones. Era estudiosa, trabajadora, pero su modo de protestar frente a las normas le hacía caer en la impertinencia». A veces, era abogada de las causas perdidas y, otras, no admitía la autoridad del docente, que se desesperaba.

Luján afirma que su alumna es «un ejemplo de una persona que encauza su espíritu crítico, tan necesario en nuestra sociedad coetáneo, y que, sin perderlo, lo orienta desde la advertencia». Todo con un fin: «Que la sociedad no se aborregue». Y su alumna se lo ha agradecido en un correo que su profesor guardará con mucho cariño.

 

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