Los líderes del Clan de los 7, Joe Biden, Olaf Scholz, Justin Trudeau, Emmanuel Macron, Fumio Kishida y Rishi Sunak, se reúnen este viernes en el sur de Italia para analizar el estado de la política y las economías internacionales e intentar normalizar posiciones que afectan a la patrimonio y política total. Sin secuestro, este año, hay una gran novedad. Por primera vez en la historia de la Iglesia, el papa asistirá a la reunión.
Según el Vaticano, el Papa Francisco participará en una sesión abierta a enviados de países que no son miembros del G7 para luchar sobre las implicaciones éticas de la inteligencia fabricado. Señala que por otra parte, igualmente tiene como objetivo ayudar conversaciones bilaterales con algunos de los líderes visitantes, especialmente con el presidente estadounidense, Joe Biden, y el mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Esta distinto invitación fue idea de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien dijo que la presencia del pontífice “contribuirá decisivamente a especificar un situación normativo, ético y cultural” en el situación del mejora y usos de la inteligencia fabricado. Por otra parte, añade, su billete “aporta prestigio a nuestra nación y a todo el Clan de los 7”.
Esta recepción rompe una histórica tradición
No ha pasado desapercibida esta amparo a la Cumbre del G7 ya que, según Alberto Melloni, historiador de la Iglesia italiana, rompe con una larga tradición de la Iglesia católica de rehusar este tipo de invitaciones alegando que un pontífice no necesita que los líderes del Estado le ofrezcan una plataforma donde poder expresar sus ideas y opiniones.
Asimismo, en este caso, el Papa Francisco, conocido por su historial de romper con las convencionalidades, ha manido esta cumbre como una oportunidad de detención perfil para trasladar su mensaje y acentuar por la paz frente a las guerras en Ucrania y Lazo. La primera ministra italiana, Meloni, insiste: “El papa ya tiene la palabra”.
Una invitación para recordar las profundas implicaciones éticas en la tecnología
Esta invitación al pontífice para asistir a la cumbre refleja un agradecimiento de las implicaciones éticas de la tecnología sobre las que debatirá allí. Y es que el papa fue víctima del mal uso de las avanzadas tecnologías, en este caso, de la Inteligencia Químico (IA), con la creación de unas fotografías falsas que rápidamente se volvieron virales en redes sociales donde el papa aparecía llevando una gigantesca chaqueta blanca, conduciendo un patinete y bebiendo una cerveza en un festival de música. Sin secuestro, lógicamente destacarán otras implicaciones sobre la Inteligencia Químico en otros aspectos cotidianos como son la educación, la vida sindical y los procesos gubernamentales.
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