Oncología fue el lugar donde más me sentí como una enfermera



María Nieves Pascual Carballo dejó de ser supervisora de los Servicios Centrales del CHUO para tomar un nuevo camino en su vida como jubilada. Antes deja 47 primaveras de profesión con multitud de experiencias y buenos expresiones. “Me da mucha pena dejarlo”, explica. Durante su extremo día de trabajo los compañeros del servicio de Urgencias le dedicaron una fiesta sorpresa para mostrar su estima a la profesional sanitaria. 

¿De qué se encargó estos últimos primaveras de profesión?

Los ocho últimos primaveras de mi carrera los pasé como supervisora de ámbito de Servicios Centrales. Urgencias es de los servicios más potentes que albarca mi ámbito  y es de los que más atención requieren, ya que es la puerta de entrada al complexo. Por bienquerencia al arte estoy como segunda supervisora de urgencias porque es un servicio muy amplio y hay que tratar de ayudar todo lo posible.

¿Qué destacaría de su experiencia?

El servicio de Urgencias está adecuadamente dotado y los profesionales están adecuadamente. Hemos mejorado mucho. Pero a nivel estructural el servicio no puede tirar más y ojalá fuera más amplio. Los médicos de este servicio son pocos y están muy saturados, pero en el caso de la dispensario estamos reforzados en todos los turnos por encima de la plantilla habitual y creo que es poco que, al final, lo agradecen los pacientes. Pero, el problema de todo esto, es que no hay dónde meter más parentela y agrandar los boxes. Para no tener a los pacientes amontonados en los pasillos, habilitamos una sala prócer para que puedan esperar a ser atendidos. Dicha expansión se realizó a raíz de la pandemia.

¿De qué se siente más orgullosa de su carrera?

Pues donde más enfermera me sentí fue cuando trabajé en el servicio de Oncología en el Hospital Santa María Nai. Esa etapa me marcó muchísimo  porque los pacientes tenían nombre y patronímico y éramos todos una clan. Cuando sonaba el timbre en este servicio tenías que salir corriendo.

¿Qué echará más de menos de la profesión?

Todo. Mi mente no está preparada para la renta. Tengo tantas muestras de cariño y he tenido tantas peticiones de que prolongase otro año más mi renta que me da mucha pena dejarlo. Sé que tengo que hacerlo para disfrutar de la vida, pero me da mucha pena. Viví aquí en el campo de batalla todo el covid y el miedo que se pasó hizo mucha melladura en nosotros. Cómo circulábamos con buzos, las protecciones y la profesionalidad que hubo marcó una etapa muy emocionante. Nos volcamos mucho unos con otros y eso nos unió. Es un gran equipo el servicio de Urgencias.

¿Qué remembranza conserva con cariño como enfermera?

Hubo un paciente que tuvo un choque delante de mi casa y mis hijos me dan el aviso para salvarlo. Yo bajé corriendo y le atendí mientras venía la ambulancia. Varios meses posteriormente, me lumbre un coyunda con su hija y querían localizarme para darme las gracias por esa primera atención, ya que había sido fundamental para salvarse. A veces parece que por ser enfermera no hace yerro dar las gracias porque tu deber es rescatar vidas, pero reconforta mucho que te den inspección. Eso da fuerzas para seguir. Es un remembranza que conservo con mucho cariño.

¿Cómo enfermera dónde debería incidir más el inspección de la dispensario?

Creo que se va a conseguir el inspección de la dispensario. Yo soy positiva. Al final, sin un médico podemos sobrevivir, pero la enfermera está siempre ahí, somos la primera cara que ve el paciente y somos las que tenemos el trato con el paciente.

¿Tiene expectativas para su renta?

Lo único que tengo claro es que debería despabilarse actividades donde pueda volcar toda mi energía. Quizá retornar a retomar los idiomas y no desconectar. Tengo una hija en este servicio y es una continuidad de mí misma.

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