la historia de una imagen rescatada


Una imagen de Jesús Flagelado con la cruz a cuestas de algún seguidor de Pedro Roldán. La historia que se había trillado sobre el Señor del Buen Suceso de Córdoba se resumía en esa frase, pero muchos de los hermanos que conocían mejor a su titular dudaban de ella al observarlo de cerca. Y los informes de las distintas restauraciones las aumentaban.

El aplicación de varios hermanos y el trabajo del historiador del arte Juan Carlos Jiménez, que dedica su relación doctoral a la desaparecida cofradía del Santo Crucifijo, ha confluido para reparar la historia material del titular de la cofradía del Martes Santo. Lo hacen mediante documentos históricos, por un costado, y testimonios por otro.

Como explican Gregorio Martínez y Francisco Márquez, el método ha sido el de partir del aspecto contemporáneo de la imagen para ir alrededor de antes en el tiempo y reparar la historia material. Para asomar, se contaba con el prueba de una de las personas que recogió en 1972 de las atarazanas de San Pedro una imagen que se definió como «de Jesús Rescatado».

No tenía manos, pero la postura era como la del Cautivo de los Trinitarios, el referente más claro en la ciudad. Había asimismo un Jesús Flagelado, pero estaba destruido, según el prueba de los cofrades. La imagen de Jesús Preso se llevó a Juan Martínez Cerrillo, con la instrucción de que se convirtiera en un Flagelado con la cruz a cuestas, para el intriga de la recién nacida cofradía de San Andrés.

No fue sencillo, porque la nueva postura creó problemas a la imagen, «que no estaba hecha para cargar con la cruz» y necesitó de varias intervenciones que terminaron con la realización de un cuerpo más apropiado para su iconografía contemporáneo.

El Señor del Buen Suceso llegaba desde San Pedro, pero Cerrillo sabía que había estado en la iglesia de la Desconsolada, y así se lo dijo a la concurrencia que lo vio en su taller, durante la restauración. Y así fue hasta 1956, como cuenta Juan Carlos Jiménez en un artículo de la revista ‘Córdoba Cofrade’.

En 1706 la cofradía del Santo Crucifijo registra por primera vez a la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Prisión

En 1942, cuando los Carmelitas de la Antigua Observancia tomaron posesión de la iglesia de la Desconsolada, anotaron que en uno de los altares estaban las imágenes de «Jesús Rescatado, Santa María Desconsolada y otra pequeña de San Rafael». Para los cofrades, y para el propio estudioso, ese Señor es el contemporáneo del Buen Suceso.

Por seguir alrededor de antes: a la Desconsolada había llegado en 1879, cuando se había cerrado al culto la vecina ermita del Santo Crucifijo, y queda en un inventario como «un Jesús Preso de vestir con sus velos». Pero todo había comenzado en el año 1706.

La cofradía del Santo Crucifijo, una de las más pujantes de la Semana Santa barroca en Córdoba, lo registra por primera vez entonces. Quizá llevara algún tiempo allí, pero ya estaba en uno de los nueve pasos que la corporación sacaba el Jueves Santo en torno al Cristo que hoy se candela del Coito.


El Señor del Buen Suceso, el Martes Santo de 2024


Donaire Rodríguez

Las pujas por padecer el paso muestran, según Juan Carlos Jiménez, que tuvo devoción desde el primer momento. Por poner la historia en sentido directo: es una imagen de finales del XVII o muy primeros del XVIII, que salió como Jesús Preso el Jueves Santo, que pasó a la Desconsolada en 1879, ya cuando su hermandad no existía y que de allí llegó a la atarazana de San Pedro muy deteriorada.

La idea de que no era un Flagelado la mostraron Antonio Bernal y Francisco Romero en 1988, cuando firmaron un referencia en que decían que «la imagen presenta problemas de contrapeso adecuado a su postura extraña a la de un Flagelado con la cruz a cuestas».

El pelo, por otra parte, era de escayola, probablemente, como apuntan tanto el historiador del arte como los cofrades, porque pudo tener mata de pelo de pelo natural, popular en la época. Aquella restauración dio el aspecto que hoy tiene al Señor, el único de Córdoba que carga la cruz sobre el hombro derecho, y que desde luego no es probable que tenga nulo que ver con Roldán.

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