El pasado jueves por la incertidumbre, la prisión pontevedresa de A Moho sufrió un profundo incidente. Aproximadamente de las 21 horas, un interno del módulo de aislamiento prendió fuego al colchón de su celda con el objetivo, denuncian los funcionarios, de crear problemas y conseguir que lo enviasen a otro centro penitenciario. El interno en cuestión tenía activado el protocolo de prevención de suicidios, por lo que disponía de otro reo que lo observaba de cerca por si hacía poco que atentase contra su vida. Fue este interno de apoyo el que alertó a los funcionarios cuando su compañero empezó a prender fuego en el interior de la celda. Los empleados del penal se presentaron de inmediato y vieron que del interior de la celda salía un denso humo que «impedía la visión y la respiración de cualquier persona que estuviese adentro», por lo que procedieron a rajar la celda.
Según el relato trasladado a torrevieja news today, en medio de la humareda pudieron ver que el preso estaba tendido en el suelo, en mal estado pero consciente. El ulterior paso fue auxiliarlo, ponerle las esposas y sacarlo de la celda. Luego, indican las mismas fuentes, fue necesario trasladar a todos los internos en esta museo oportuno a que el humo se extendió y afectó a toda la instalación. Desde el sindicato Tu defección nos puede matar (TANPM) denuncian que los funcionarios que se vieron obligados a intervenir en el suceso «ni son bomberos ni tienen la ropa adecuada para este tipo de cometido». Siquiera, reprochan, cuentan con los medios materiales para poder extraer a una persona de la celda sin poner en aventura su integridad física.
Por suerte, explican, ese día había en el penal pontevedrés un médico y un enfermo, poco que, insisten desde el sindicato, «no siempre ocurre». Para evitar situaciones de aventura como la vivida en A Moho, los funcionarios de prisiones exigen anciano formación y calendario de prácticas con simulacros, medios materiales actualizados y que «desde la secretaría universal se apueste por la seguridad e integridad física de sus trabajadores». Su queja tiene como telón de fondo la aprieto, aseguran, de modificar un ámbito forense que está obsoleto (1979) y que implica «combatir la delincuencia en el interior de las cárceles con medios del siglo pasado».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete