La empresa de un pueblo de Cuenca que quiere convertirse en la nueva ‘meca’ del pistacho


Que el pistacho está de moda, más aún en Castilla-La Mancha, es poco que ya sabe casi todo el mundo. De hecho, este producto es conocido ahora como el nuevo «oro verde» y prueba de ello es que este cultivo va ganando cada vez más contorno a los tradicionales del olivar y del viñedo, que con una superficie aproximada a las 450.000 hectáreas en lo alto y debajo respectivamente, colocan a esta comunidad autónoma a la persona.

Una situación parecida es la que vive el pistacho, un cultivo en el que Castilla-La Mancha es líder ya no sólo de España, sino igualmente de Europa. A nivel franquista, lidera las cifras de producción, con el 80% del total, y supone ya más del 82% de la superficie, con más de 50.000 hectáreas de las 56.000 existentes en el país, siendo el 70% de secadal y el 30% de regadío.

De todo ello fue declarante esta semana el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, que visitó el pasado lunes la ampliación de las instalaciones del Grupo Agróptimum, que con sede en la pequeña entrada de Villanueva de la Jara (Cuenca) es el decano proveedor castellano de plantas y semillas de pistacho de primera calidad, generando 150 puestos de trabajo directo en un municipio con poco menos de 2.300 habitantes.

Poco que no es casual, ya que este cultivo ha antagónico en este división las condiciones óptimas para poder asentarse: el pistachero es un árbol muy rústico que soporta muy acertadamente un clima muy oscilante que pasa de temperaturas muy bajas en invierno a muy altas en verano, precipitaciones moderadas, heladas y humedad relativa. Por todo ello, García-Page aplazamiento que «en menos de diez primaveras la superficie del pistacho se pueda multiplicar por dos», para lo que ve esencial seguir invirtiendo en innovación y tecnología tal como hace el Clan Agrótimum.


El presidente García-Page, durante su encuentro a las instalaciones del Clan Agróptimum, en Villanueva de la Jara (Cuenca)


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Buen conocedor de este cultivo y de sus vicisitudes es Donaire Minaya, fundador y CEO del Clan Agróptimum en el que se embarcó hace 8 primaveras y que le ha convertido en uno de los principales referentes en la expansión en nuestro país de este fruto seco. La compañía conquense prevé incrementar un 33% su facturación hasta los 20 millones de euros tras ampliar sus invernaderos para producir un millón de plantas al año.

«Somos una empresa con mucha saco tecnológica que desarrolla procesos de cultivo del pistacho en los que aportamos mucha innovación para mejorar la eficiencia, optimizar los capital y ser más productivos y rentables». Así define su tesina Donaire Minaya, que ve en la tecnificación y en la profesionalización las claves para la mejoría del sector.

Desde este montón empresarial ofrece a los productores un servicio integral a nivel mundial en el cultivo del pistacho (cesión de plantas, plantación, diligencia del cultivo y asesoramiento técnico), aunque su valía añadido está en los viveros gracias portainjerto UCB1 que este bisoño emprendedor de Villanueva de la Jara se trajo de Estados Unidos cuando decidió delirar a California, la ‘meca’ de este fruto seco, para copiar en su tierra lo que allí vio.


Ángfel Minaya, fundador y CEO del Clan Agróptimum


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Así es cómo en 2019 creó una alianza con Acemi, el primer productor del mundo de semillas UCB1 certificadas por la Universidad Davis de California, cuya principal particularidad es que acorta a la medio el tiempo de entrada en producción. De este modo, según explica Minaya, «nuestros pistacheros no tienen que aplazamiento ocho o nueve primaveras para comenzar a dar frutos sino que a los tres primaveras y medio afrontan ya su primera cosecha para alcanzar el pico cuatro o cinco primaveras más tarde». A eso se une la homogeneidad del cultivo, para aumentar la rentabilidad por hectárea, «esencia para la viabilidad», subraya, así como un sistema radicular con raíces pivotantes que profundizan hasta 3 y 4 metros para hacerlas muy resistentes a las sequías y a los encharcamientos.

La compañía presentó recientemente un estudio titulado ‘Presente y futuro del cultivo del pistacho y de su procesado. Una perspectiva empresarial’, que destaca el aumento del 3.000% de la superficie cosechada en los últimos diez primaveras, principalmente en tierras yermas o de herido rentabilidad, sobre todo en Andalucía y, cómo no, en Castilla-La Mancha.

Otra de las conclusiones del mensaje de Agróptimum es que «la incorporación demanda entero del pistacho por el cambio en los patrones alimenticios y la escasez de proposición genera un pronóstico alcista del precio de este fruto seco, garantizando un panorama oportuno para productores y comerciantes a dilatado plazo». De hecho, sus previsiones son que para 2040 la superficie cultivada de pistachos a nivel mundial envergadura casi 1,8 millones de hectáreas, con una producción entero de más de 1,6 millones de toneladas. «Esta tendencia asegura un mercado robusto y en expansión», concluye.

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