Pasó lo que pasó | Profe, yo no fui, fue Pepito


formando fila

Quizás lo más conmovedor de la semana fue saber que 9.000 orensanos se han quedado sin sus ansiados viajes del Imserso, retrasado por la denuncia en el proceso de contratación de la empresa que gestiona las estancias. Aquellas colas de otros años en la agencia de viajes para conseguir la reserva en Benidorm han desaparecido de las aceras. Que brillan en los ojitos de nuestros mayores que emulan al travieso José Luis López Vázquez en las películas suecas de los años 60. Esa vestimenta de Mariano y La Concha, al estilo de Forges, que recuperan la maleta de la luna de miel para irse a ver mundo ahora que el Estado del bienestar lo permite y ha llegado la jubilación. Ese equipaje en el que no faltan los hipotensores o las estatinas junto a las zapatillas con suela viscoelástica y el chándal de tactel que se frunce en el tobillo. Es lo más lindo que ha pasado esta semana, créanme, porque por lo demás aquí la cosa sigue igual, con los grandes enigmas de esta civilización política orensana de cromosomas distraídos. Deja ir lo que La escuela ha empezado con menos niños este añoque se multipliquen las infraestructuras que se deben a la provincia o que los jabalíes serán asesinados indiscriminadamente. Déjalos ir porque los titulares de esta semana volverán más temprano que tarde. Como hace veinte años, como dentro de veinte años. Todos están jubilados. O en Benidorm del Imserso. O en el cementerio con los jabalíes.

Acoso

No existe el liderazgo social, político y moral para revertir estas derivas. Ya no queda Scarlet O’Hara, como en “Lo que el viento se llevó”: “Aunque tenga que matar, engañar o robar, pongo a Dios por testigo de que nunca más volveré a pasar hambre”. Bueno, también necesitábamos a alguien menos épico y extraño. A María Pita, por ejemplo: “El que tenga honor, que me siga”. ¿En qué momento de la historia de esta tierra se trivializó la representación pública, no sólo política? ¿Cuándo la capital se vulgarizó al extremo, contagiándose de tosquedad y vendiéndose por una capa de asfalto en las calles del centro? La delegación municipal acampa en cualquier terraza de la ciudad, ayudando a la hostelería, que es una forma de dinamizar la economía como cualquier otra. Jácome deambula por allí con su RDA, guardianes de la república imaginaria, pero con las hechuras de los amiguitos que se reían gracias a Mad Dog Tunnen en “Regreso al futuro” cuando le hacía el de Caín a Marty McFly. Eso es todo.

me hacen enojar

Jácome nunca ha podido dirigir un pleno sin mirarnos como en la barra del bar. Tampoco presentar un solo proyecto que pueda materializarse en la ciudad. Su presencia pública es como descansar en el sofá de las frustraciones. Lleva, por lo que demuestra, tics de su paso por el colegio: El profesor está enojado conmigo y por eso me suspende. y no fui yo, fue Pepito. La institución que le paga debe hasta en el supermercado y está raída como túnicas de caballeros arruinados. A cambio, incapaz, culpar al tesorero y al auditor por no proporcionarles enjuagues y como buen demócrata les impide defenderse de sus imprecaciones. Lleva más de cuatro años en el negocio y todavía no entiende cómo funcionan las cosas. Bueno, al negocio, sí.

ya no tragan

Pero, muy a su pesar, sus comparecencias ante la prensa ya no tienen la mansedumbre periodística de antes. Él convoca la historia del mundo de sus sueños, y cuando le hacen preguntas, los censura. En su última psicofonía ya tuvo que lidiar con informantes que no creen en sus trucos. Se ve con un halo de divinidad, como los pequeños dioses, dispuesto a decir a jueces y fiscales qué deben investigar y cómo sentenciar, a recordar a los funcionarios que pueden ser despedidos, a la policía a quién deben arrestar y a los periodistas qué deben arrestar. Deben dar su opinión. Es un sueño largo y profundo, a lo que contribuye el PP con su Dormidina, pero a quien no debemos renunciar al despertar. Porque, de lo contrario, a lo máximo aspiraremos es a que el Imserso saque de una vez por todas los viajes de esta campaña para que nuestros mayores no hagan cola para cumplir sus sueños.

EL PORTAFOTOS

Félix Rubial Bernárdez
Félix Rubial Bernárdez

Félix Rubial Bernárdez es el gerente del Área de Salud de Ourense y no es la primera vez que su foto aparece enmarcada en esta página. Los responsables sanitarios, al igual que los entrenadores de fútbol, ​​suelen ser citados en muchas ocasiones, no siempre por su sabiduría táctica en el terreno de juego o por la alineación oportuna del plantel. Que Rubial vuelva a aparecer aquí podría deberse a que los recursos sanitarios siempre mejoraneternamente vigente, o porque el Conjunto Hospitalario de Ourense en su conjunto está convirtiéndose en una amalgama de edificios, casi siempre en construcción, conviviendo instalaciones modernas con instalaciones antiguas.

Rubial es la cabeza visible de un servicio público que cuesta 528 euros por un día de hospitalización o 117.000 por un trasplante de pulmón. Este periódico repasó el coste de la mayor parte de las ayudas y da escalofríos al leer esas cifras. Conviene conocerlos porque los usuarios creemos que vivimos en total libertad y que la gallina pondrá huevos de oro para siempre. Y Rubial y su gente deben saber (lo sabrán, se supone) que La gestión de dichas cantidades debe realizarse con el máximo rigor. Sabiendo cuánto nos cuesta nuestra salud, debemos tomárnoslo muy en serio.

AL PONERSE LA LUPA

La vuelta al cole en Ourense
La vuelta al cole en Ourense

Ahora queda la zona de confort

Debe ser como la segunda rotura del cordón umbilical. Los niños salen del útero y saludan al mundo. con un grito que traspasa los tímpanos. Los primeros momentos, generalmente agradables por los mimos y atenciones, llegan con la primera ausencia prolongada de la guardería o del colegio.

Este año se han repetido imágenes protagonizadas por las crías que poco a poco se van liberando como cuando los novios extienden la mano intentando sujetar las yemas de los dedos en la despedida. Como Bogart se despidió de Ingrid Bergman en el andén del París ocupado en la película Casablanca. Puede que sea el primero, pero ciertamente no será el último adiós que les espera a los niños que salen de su caparazón al entrar al aula.

Nadie quiere salir de su zona de confort y no hay nada tan confortable como el seno familiar. Hay que dejarlo para aprender y someterse a las dificultades de la vida, con la esperanza de volver a casa. A veces sólo una vaga ilusión.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *