«Estaba agotada, agotada hasta que no pude más, de esa larga agonía. Cuando finalmente me desataron y pude sentarme, noté que estaba perdiendo el conocimiento. La sentencia, la horrible sentencia de muerte, fue la última frase claramente acentuada que llegó a mis oídos. Entonces el sonido de las voces de los inquisidores me pareció desvanecerse en el zumbido indefinido de un sueño. así comienza ‘El pozo y el péndulo‘una de las historias más conocidas e inquietantes del gran maestro de la literatura de terror Edgar Allan Poe.
Pero lo más significativo de esta historia, más allá de hacer vivir al lector la agonía de un preso condenado a muerte por un tribunal de la Inquisición, es el escenario elegido por el autor estadounidense del siglo XIX. Se trata nada menos que del Toledo de 1808, coincidiendo justo con la entrada de las tropas francesas en la ciudad y que supondrá un giro de guión en el final de la historia de terror.
Miedos y sensaciones que, además de los lectores, podrán sentir los visitantes que se acerquen hasta el 6 de octubre a la exposición, que ha regresado al lugar de los hechos: Toledo. Allí, en otro edificio histórico de la ciudad como es el Alcázar, en su planta superior, el La Biblioteca de Castilla-La Mancha acoge la exposición ‘Toledo, el pozo y el péndulo: la fantasía española de Edgar A. Poe’. Está organizada por el Grupo de Estudios Interdisciplinares de Literatura y Arte de la Universidad de Castilla-La Mancha, que está dirigido por los profesores Margarita Rigal Aragón y Fernando González Moreno, que es el comisario de la exposición.
«Poe rara vez sitúa sus cuentos en un espacio real concreto. Sin embargo, en este caso Toledo tenía un poder evocador que el escritor no quiso desperdiciar. La tradición romántica de la que bebe Poe había propiciado una visión de la ciudad llena de leyendas y supersticiones religiosas, muchas de ellas relacionadas con los excesos de la Inquisición”, afirman los organizadores. Así afirma el autor estadounidense, amante de la historia y todas esas cuestiones, situaron su historia en este escenario apenas 34 años después de la cronología de su ficción.
‘El pozo y el péndulo’ se publicó en octubre de 1842 en El regalo: un regalo de Navidad y Año Nuevo para 1843, una colección de cuentos de ese año. Lo más llamativo es que este texto, considerado uno de los más oscuros de Edgar Allan Poe, fue elegido por los editores Carey y Hart para los libros “regalo” que publicaban cada año con motivo de las fiestas navideñas.
Recreación con figuras de Playmobil del cuento ‘El Pozo y el Péndulo’, de Edgar Allan Poe
La temática de esta historia es muy clara, ya que el autor narra en primera persona la inquietud que vive un narrador, un preso que ha sido torturado y condenado a muerte por la Inquisición de Toledo dentro de una oscura celda por la que sólo es guiado. por el tacto. En ese pequeño espacio, después de una larga lucha, casi muere al caer al pozo que da título a la historia, del que salen ratas que intentan devorarlo, y también de un péndulo con una guadaña que desciende sobre él. al mismo tiempo. tiempo las paredes se estrechan. Pero, en un giro inesperado del guion, el ejército francés, al mando del general Lasalle, entra en la ciudad y le salva la vida en el último momento.
26 de abril de 1808 en Toledo
“La referencia nos ayuda a situar cronológicamente la historia en el 26 de abril de 1808, pero cabe señalar que Poe utilizó fuentes vagas y no estaba muy interesado en la exactitud histórica”, afirman los responsables de la exposición. Así, el apoteótico final, con un supuesto general Lasalle impidiendo que el prisionero caiga al abismo del pozo, proviene de la obra de Thomas Dick. La filosofía de la religión (Glasgow: Chalmers y Collins, 1826), historiador que le engañó, ya que quien comandaba las tropas francesas en Toledo era el general Dupont.
Todos estos temas románticos y literatura sobre la Inquisición española abundaron entre el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, por lo que Edgar Allan Poe, que todo ello le apasionaba, se hizo eco de ello en relatos como este. Según los autores de la exposición, “los textos oscilaban entre la perpetuación de temas vinculados a la Leyenda Negra y otros relatos mejor documentados”. Entre ellos se encontraban los trabajos ya mencionados anteriormente de Thomas Dick o Historia crítica de la Inquisición española (París, 1817-1818), de Juan Antonio Llorente, eclesiástico y estudioso español que dedicó parte de su carrera a denunciar los excesos del Tribunal del Santo Oficio.
‘El pozo y el péndulo’, como otros cuentos de Poe, juega con elementos de gran fuerza visual. Prueba de ello es la gran cantidad de obras ilustradas por los maestros de este género, siendo la primera ilustración conocida la publicada en Londres por Clarke, Beeton & Co. en 1853. El diseño de la imagen corrió a cargo de Julian Portch y su El grabado en madera correspondió a George Pike Nicholls, con una imagen de uno de los momentos más icónicos de la narración, cuando el protagonista se libera del cíngulo que lo mantenía atado a un marco de madera.
A partir de esa primera ilustración se empezarían a añadir nuevas aportaciones, entre ellas muchas de las que se pueden ver en la exposición, donde los organizadores han hecho una selección de imágenes que el Grupo de Estudio de Literatura y Arte ha recopilado, donde se recrean las diferentes escenas de la historia, mostrando la interpretación que de ellas han hecho distintos ilustradores, como Arthur Rackham o Carlo Farneti.
Además, los visitantes de la exposición tendrán la oportunidad de ver la primera edición del cuento de 1842, su primera edición ilustrada en España en 1887 u otras ediciones en las que aparece la ciudad de Toledo y los documentos que inspiraron a Poe a escribir. sus historias junto con otras curiosidades. Algo que podrán hacer hasta su clausura el próximo 6 de octubre, coincidiendo con el pleno de la III Congreso Internacional de la Asociación Española Edgar Allan Poeque reunirá a un buen número de académicos e investigadores, tanto nacionales como extranjeros, especializados en el maestro del terror, que este año ha regresado a Toledo por todo lo alto.