A posteriori de que la entrevista en RNE de María Jesús Montero el jueves pasado reabriera el debate, las respuestas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a La Vanguardia determinaban claramente que el debate del examen de «singularidades» en la financiación a Cataluña para alcanzar acuerdos en el Congreso y en el Parlamento catalán está enérgico. Queda por concretar hasta dónde llegará este ámbito. Si se quedara en un ajuste de las transferencias en función de las competencias de cada comunidad (Cataluña tiene más como los Mossos o el Rodalíes si se formaliza) o si alcanza ese ‘cupo catalán’ que reclaman los partidos nacionalistas y que de momento rechaza el PSOE. Esto supondría romper el contemporáneo sistema y que Cataluña gestionase la cobro fiscal de una forma distinta al resto de territorios, como ya ocurre en el País Vasco y Navarra.
Pero en cualquier caso, como ocurrió en 2009, la ingenuidad política catalana vuelve a marcar la revisión del maniquí de financiación autonómica. Y esto tiene puede tener como principal perjudicada a la comunidad más poblada y además con más población relajado, como es Andalucía. Ayer, todos los líderes políticos fijaron posición. En términos generales, todos rechazan el maniquí contemporáneo, piden más medios y se oponen a un cupo catalán que genere más desigualdad. A partir de ahí, llegan los matices.
Al presidente de la Juntura de Andalucía, Juanma Dorado, le corresponde la posición más crítica y convincente contra la posibilidad de una negociación singular con Cataluña sobre el maniquí de financiación. «La financiación autonómica se tiene que construir sobre la cojín de la solidaridad entre los distintos territorios. Si no se aplica un criterio de solidaridad entre los territorios es absolutamente inverosímil que haya igualdad entre los españoles. Debe ocurrir igualdad entre los españoles y que los andaluces tengan las mismas oportunidades que el resto de españoles», apuntó el presidente andaluz, Juanma Dorado, quien volvió a referirse al «agujero contable» que el maniquí de financiación deja a Andalucía.
El secretario militar del PSOE-A, Juan Espadas
El PSOE-A además expresó ayer su rechazo a cualquier propuesta que suponga un cupo catalán o una negociación sinalagmático con Cataluña. Aunque con un planteamiento diferente: «Andalucía necesita un nuevo maniquí de financiación global, porque el que hay es injusto para determinados territorios, y especialmente para Andalucía, la Comunidad Valenciana o la Región de Murcia (…) Entiendo que los catalanes planteen la singularidad de su maniquí pero hay que hacer posible y compatible esa singularidad con las singularidades de otros territorios», explicó el secretario militar del PSOE-A, Juan Espadas. Es afirmar, si se reconoce una singularidad catalana, debe reconocerse además la andaluza. Se replica así el eje de discurso que se planteó en 2007 con la reforma del Estatuto catalán.
Desde IU, se expresó el nuevo coordinador militar, Antonio Maíllo, quien participó precisamente en la ponencia andaluza de 2018: «El problema de esta especie de financiaciones a la carta que surgen al calor de la coyuntura política es que es producto de que no hay un acuerdo de financiación autonómica estable. Ese es el problema», ha subrayado el dirigente de IU quien recordó que la población se fijó como punto «determinante» a la hora de articular la financiación en aquel consenso del Parlamento.
En el espacio político de la izquierda, pero mucho más crítico con los planteamientos que se han reflejado en las declaraciones públicas del Gobierno de España en los últimos días está Delante Andalucía. Su portavoz, José Ignacio García, censuró la posibilidad de implantación de un cupo catalán o de medidas que perjudiquen a Andalucía: «Nosotros lo que queremos es que Andalucía tenga el mosca que se merece. Veo las declaraciones de Salvador Illa diciendo que en Cataluña somos los terceros en aportar y somos los catorce en aceptar y yo decía: ‘tiene ánimo la cosa, que tengamos que tener esto. Vamos a demandar lo mismo gobierne quien gobierne en Madrid: Que Andalucía no tenga ni un euro menos del que nos merecemos».