«Perdóname, si pudiera volver atrás, no habrías cruzado el mar»


«Mois, mi hijo Mois, te pido perdón. Te pido perdón desde el fondo de mi corazón. Perdóname. Tú sabes que yo no deseaba tu homicidio. Yo quería que cruzaras como todos los niños que han cruzado, que llegaras allá». Así comenzaba la carta que Charlotte mandó para que fuera leída en el funeral de Mosiés, su hijo de cuatro primaveras que murió intentando calar a Canarias.

Su hijo falleció hace un año y su cuerpo ha pasado todo este tiempo en una cámara frigorífica del Instituto de Medicina Constitucional a la dilación de poder ser enterrado, informa el semanario circunscrito Canarias 7.

Su raíz, que no pudo asistir al funeral por motivos burocráticos y económicos pero sí siguió la ceremonia por videoconferencia, solicitó que leyeran una carta de despedida en la que pide perdón a su hijo y relata el sufrimiento que padece desde que empezó su camino con destino a España.

«Tú me decías: mamá quiero ir a la escuela y yo te decía que cuando llegaras a España irías a la escuela», señala Charlotte en la desgarradora misiva que leyó una voluntaria en la ceremonia celebrada en la Parroquia de San Gregorio Taumaturgo, en Telde.

«Quería, quiero estar ahí. Verte una última vez pero no ha podido ser. Hoy, hijo mío, te extraño mucho, mucho. Perdóname Mois. Si pudiera retornar a antes en el tiempo lo haría y no habrías cruzado el mar», explica arrepentida en el escrito.

Charlotte relata en la carta cómo se vio forzada a intentar lo inalcanzable para darle una vida mejor a su hijo y señala que a pesar de «todo el sufrimiento» pasado en Marruecos «este no era el resultado que quería».

«No era lo que yo quería pero Altísimo sabe por qué ha permitido esto. Te amo, te amo, te amo, te amo. Nunca te voy a olvidar hijo mío, que tu alma descanse en paz», concluye la raíz. Sus palabras hicieron saltar las lágrimas de los presentes en el funeral.

El cuerpo del pequeño llegó en un caja blanco sobre las 11.30 horas del pasado sábado a la parroquia, cumpliendo así el deseo de Charlotte, devota católica, de que su hijo tuviese una digna despedida.

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