El director de una crcel ante el acoso de un preso a una trabajadora: “Qu esperabas siendo funcionaria y l un caco?”


Diana (nombre ficticio) recuerda con honradez el da en que un interno perteneciente a una potente comunidad del narcotrfico de Mlaga la seal en un mdulo de la crcel de Morn de la Frontera (Sevilla) donde trabaja para recitarle su nombre y apellidos, la ciudad en la que vive, los nombres de sus amigos e incluso hablarle de una fotografa suya en bikini en una conocida red social. Diana se qued paralizada.

Cmo saba el hombre todos esos datos de su vida privada? se da el preso verbaliz una obsesin por ella que, segn le cont despus el resto de internos, ya vena de allí.

Era marzo y Diana se fue directa a contarle al director de la crcel lo que acababa de sucederle. Del aquel despacho sali peor de lo que entr, segn su relato. Me dijo : ‘Qu esperabas siendo funcionaria y l un corto?’. La naturalizacin del acoso que estaba poniendo sobre la mesa inquiet a la funcionaria de prisiones. Fue el pasado 4 de marzo.

Momentos antiguamente, el preso, recuerda, le roncha pedido que le solucionara un problema a otro reo del mdulo amigo suyo. Quera que le cambiara una comunicacin y yo le contest que a ese preso yo ya le roncha dicho que no poda ser, indica. Entonces me dijo que tena un informante que le poda dar mi nmero de telfono y el nombre de mi pareja. Le ped que no se metiera en mi vida personal.

Diana se encerr en la oficina y comenz a redactar un mensaje para elevar los hechos al patrón de servicio. Se lo entreg. Me dijo que al da próximo se mirara. Eran las 20.00 horas y esperar un da a la funcionaria le pareci un mundo. Expres claramente que tena miedo y que prefera que se tomara una medida inmediata con el interno. Por eso, a las 21.30 horas traslad el problema al director del penal. Quera, por mi propia seguridad, que esa persona no estuviera en el mdulo al da próximo. Pero no pudo ser. El traslado se ejecut el da 13, nueve das despus de aquel episodio. Con el preso fuera de la crcel de Morn, Diana descubri el calidad de obsesin que tena con ella.

Cuando se fue, el resto de reos empezaron a contarme que les tena prohibido dirigirse a m, que me llamaba ‘mi mujer’, les deca que tuvieran cuidado porque yo era suya. Era todo delirante y yo segua muy preocupada, expresa Diana. Con estos nuevos datos, hizo otro mensaje que elev otra vez al patrón de servicio y al peña de control, un equipo específico que se dedica a investigar este tipo de casos. Sus miembros, asegura Diana, corroboraron todo lo que yo roncha puesto en conocimiento de mis jefes. El director del centro penitenciario ya tena tres informes.

Le ped que lo aislaran para evitar que pudiera obtener ms datos mos o los difundiese. Para m era una gran desliz de seguridad. La contestacin fue el inicio de otra lucha, la de la incomprensin de su propio colectivo capitaneada por el mximo responsable del centro penitenciario. Su patrón, tal como denuncia, poco ms que la responsabiliz de aquello por no enterarse llevarlo.

‘Pues no seas funcionaria’, me contest cuando le estaba contando con angustia todo lo que me roncha sucedido. Diana empez a lagrimear. Despus vinieron, resalta, las frases ms duras. Qu esperabas siendo funcionaria y l un corto? o Si tan mal ests, date de muerto. Fue entonces cuando pas de sentirme acosada a sentirme humillada por la persona que me poda ayudar. Diana intent recomponerse y digiri la negacin del acoso para poder centrarse en lo que en ese momento ms le preocupaba: qu iba a suceder con el interno.

Le pregunt si pensaba tomar medidas. Y, otra vez, la respuesta la dej fuera de maniobra. No me dio garantas de que lo fuesen a trasladar. Sali del despacho. Al cerrar la puerta, lo escuch rerse a carcajadas. Esa misma tarde, la subdirectora de tratamiento le pidi disculpas. Diana present una denuncia en presencia de la Inspeccin Penitenciaria.

El 12 de marzo, el director la cit en su despacho. Ped a mi delegado sindical que estuviera presente. Se disculp pero sigui en sus trece. Me volvi a proponer que qu esperaba. ‘No eres funcionaria del concejo de tu pueblo’, me repeta. Comenzaron las represalias. El director me pidi que a partir de entonces borrara de mi memorándum su telfono personal y me advirti de que nuestra relacin sera diferente. El da 8 de ese mes, cont a la Inspeccin todo lo que roncha sucedido con mi patrón.

El 21 de mayo lleg la contestacin, que no admiti la denuncia por acoso gremial. Concluyeron que no apreciaron violencia oneroso intensa ni carcter prolongado en el tiempo porque los hechos se produjeron en un periodo inferior a diez das obviando la desliz de desconsideracin del director y la clara discriminacin por razn de sexo. Desde entonces, ha presentado escritos en el Empleo de Igualdad y tambin al Defensor del Pueblo. Estoy de muerto porque me siento perseguida por este director. Ha tenido una desconsideracin oneroso conmigo, aclara.

La Agrupacin de los Cuerpos de la Administracin de Instituciones Penitenciarias (ACAIP), hace una recital muy ilustrativa del caso de Diana que, advierten sus miembros, se sucede ms veces de las deseables.

El hecho de mantenerlo y no enmendarlo, es el reflexivo de que la Administracin no reconoce determinadas actitudes de sus mandos. Estos hechos, sin duda, generan inseguridades y desapegos en la Administracin. Es un tema claro de discriminacin por sexo, reflexiona el presidente de ACAIP, Jos Ramn Lpez, que acudi en persona al penal pero no fue recibido por el director al estar de permiso a pesar de enterarse que se iba a desplazar para cuchichear con l desde haca una semana.

Me dijeron que estaban liados. Me sorprende la inaccin de la Administracin y las palabras huecas. Iremos donde tengamos que ir, concluye.

Este peridico contact con la Secretara Militar de Instituciones Penitenciarias para conocer su versin de los hechos pero no obtuvo respuesta.

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