Condenada una falsa doctora a casi 30 años de cárcel por inyectar silicona a 37 mujeres



La Audiencia Provincial de Las Palmas ha notificado este martes la sentencia por la que condena a 29 primaveras y siete meses de prisión a la falsa doctora que inyectó silicona a 37 mujeres en la isla de Gran Canaria entre los primaveras 2016 y 2019 haciéndoles creer que era ácido hialurónico.

Adicionalmente se le condena a una multa de 4.500 euros e indemnizaciones que suman 181.000 euros por ser autora de un delito de intrusismo profesional (por el que se le imponen 15 meses de multa con una cuota diaria de 10 euros), de 20 delitos de lesiones del artículo 152.1.1º (por cada uno de los que la condena a cinco meses de prisión), y por 17 delitos de lesiones del artículo 152.1.3º (por cada uno de los que se le impone un año y tres meses de prisión).

La mujer engañaba a sus víctimas: les hacía cree que les inyectaba ácido hialurónico

Adicionalmente el decreto absuelve a la falsa doctora de los delitos de estafa y contra la vitalidad pública que se le imputaban, así como la responsabiliza del plazo de las costas procesales y la obliga a abonar indemnizaciones a sus víctimas por un valencia total de 181.000 euros, según ha informado la Oficina de Comunicación del Tribunal Superior de Imparcialidad de Canarias (TSJC).

La sentencia recoge como probado que entre los primaveras 2016 y 2019 la acusada, en su domicilio de Las Palmas de Gran Canaria y en ocasiones en un bungalow de Playa del Inglés, se dedicaba “careciendo de cualquier formación específica, no habiendo cursado estudio al respecto, y por consiguiente careciendo de cualquier tipo de autorización y cualificación que le permitiera tal actividad”, a efectuar infiltraciones en los labios y en ocasiones en el rostro de las clientas que acudían a dichos inmuebles previa cita por WhatsApp.

El decreto absuelve a la falsa doctora de los delitos de estafa y contra la vitalidad pública que se le imputaban

Asimismo estas personas se ponían en manos de la acusada creyendo que se les iba a inyectar ácido hialurónico “cuando en verdad la acusada les inyectó silicona líquida, sustancia de relleno cuyo uso en tratamientos estéticos no esta acreditado ni por la Agencia Española del Medicamento ni por la Sociedad Española de Medicina Estética”.

La infiltración en los labios la hacía en dos sesiones, expone el Tribunal, y lo realizaba en una habitación carente de cualquier abastecimiento inodoro y estando ya las jeringuillas precargadas con el producto, abonándose en la primera sesión, en la que se efectuaba la infiltración, 150 euros, mientras que en la segunda, de retoque, que lo realizaba días a posteriori, abonaban 50 euros.

Pasado un tiempo, concluye el decreto, como “pequeño” 37 mujeres que habían sido infiltradas por la acusada “comenzaron a percatar molestias, como hinchazón excesiva, granulosis, dolor intenso en presencia de cualquier chiste por pequeño que este fuera”, lo que era comunicado a la acusada “siempre” vía WhatsApp.

La condenada no tenía ninguna formación y hacía las inyecciones sin el abastecimiento adecuado ni medidas de seguridad

Ella les exponía, por la misma vía, que esas molestias eran “normales y que se masajearan los labios, se aplicaran hielo y en algunas ocasiones que se aplicaran antiinflamatorios”.

La Sala no aprecia el delito de estafa al entender que el punto esencial del simulación que define este tipo penal ya está subsumido en el delito de intrusismo, así como siquiera ve aplicable el delito contra la vitalidad pública porque considera probado que las lesiones no fueron dolosas, sino causadas por imprudencia.

La sentencia es susceptible de solicitud de apelación en presencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Imparcialidad de Canarias.

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