Deporte de los no deportistas



El deporte se basa en nombres propios. Ídolos, leyendas que trascienden generaciones. Los cuales se han mantenido desde la época en la que el término viral no existía. Por supuesto, la mayoría son deportistas. Éxitos y fracasos, triunfos y derrotas. Pero hay un grupo selecto que, sin vestirse corto, se gana el derecho a entrar en el Olimpo deportivo. Cifras relacionadas que han marcado a mucha gente. Padres, hijos y abuelos. Una de esas figuras es la de Pepe Domingo Castaño. Y aunque saltó a la fama con la música de aquella radio en blanco y negro, el deporte se apoderó de él. Y él con el deporte. Carrusel deportivo cambiado. En gran parte gracias a este gallego de voz profunda e inconfundible. Después lo que cambió fue la estación, pero se mantuvo la esencia. En la madrugada del sábado al domingo falleció y las muestras de tristeza, respeto y admiración no se hicieron esperar. De compañeros, “rivales” y deportistas. Porque, más o menos, recuerda aquellas tardes en la radio escuchando los partidos. Una época en la que se jugaban ocho simultáneamente.

Fue un maestro de la publicidad narrada y sus frases han quedado en el imaginario colectivo. Y ahí siguen, dentro del lenguaje coloquial. Ese es su mejor legado. La influencia total entre los amantes del deporte. Como pasó con Andrés Montes en su día. Genios reconocidos en vida y añorados tras su muerte.

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