El BNG tensa la negociación de PP y PSOE para una censura en Orense


La posible operación para desalojar a Gonzalo Pérez Jacóme de la Alcaldía de Orense vivió este jueves su segundo capítulo, con el BNG enrocado en su veto al PP. Acullá de desistir en su ademán de marcar líneas rojas, los nacionalistas entregaron a los representantes de socialistas y populares un documento para una moción de censura. Con un espacio en blanco para incluir el nombre del «candidato/a» a regidor o regidora del «Corro municipal del PSdeG-PSOE». Y 14 nombres: los de los siete ediles conservadores y seis socialistas, más el que se precisa del BNG para sacar la moción delante. El de Xosé Manuel Puga. Con su correspondiente firma. «No vamos a permitir que se nos ponga ningún veto», replicó el PP. El PSOE se mostró, aún así, «ilusionado».

Tras un sobreactuado secretismo previo sobre el horario de la cita, las tres formaciones locales se reunieron por segunda vez tal y como habían determinado una semana ayer. El avenencia arrancó poco posteriormente de las seis de la tarde. Si la primera toma de contacto se había prolongado por espacio de dos horas, en este aso no habían donado las siete cuando aparecieron delante los medios de comunicación los dos emisarios del Bando –absorto, de nuevo, el portavoz Luis Seara–.

El diputado Xosé Manuel Puga blandió el documento que había hecho conservarse a los otros dos partidos, y proclamó: «No volvemos a ninguna otra reunión hasta que se haga lo que nosotros trasladamos». Y esto conlleva la ya sabida trayecto roja, que según el Bando no es tal: «Nunca vamos a hacer corregidor a una persona del PP». A partir de ahí, dijo a la prensa, la «valentía de configurar el próximo gobierno» será de quien empuñe el cayado de mando. Que tiene que ser cualquiera del PSOE. El Bando no pone «ninguna condición respecto a eso». «Que no mareen más a la familia. O hay moción de censura o no hay moción de censura», zanjó Puga.

Las siguientes en comparecer, juntas, fueron las representantes de PP y PSOE. «Acabamos de habitar ahí en lo alto una situación surrealista, a pesar de que aún estuvimos un tiempo intentando aguantarla y que el BNG entrase en razón», refirió Noelia Pérez. La regidor popular acusó a los nacionalistas de realizar con una «frivolidad máxima». Y, para muestra, el relato que hizo de cómo Puga firmó su documento y «se levantó». «Veníamos a esta reunión a construir, y no a destruir», criticó. En este punto tomó la palabra Natalia González. La socialista redujo a «florituras» la postura del BNG; afirmó que dan un paso delante y están «dispuestos a liderar esa alternativa de gobierno»; y terció: «Sí avanzamos en muchas cosas». Inasequible al desaliento, señaló que ahora se «abre un período necesario» para que las tres fuerzas reposen lo hablado hasta el momento, por más que Puga fuese muy claro al demandar que les contesten hoy mismo o en próximos días. Y atemperó los ánimos diciendo que los tres grupos «deben ser igual de importantes».

PSOE y PP coinciden en que primero ha de dirigirse a un acuerdo para el resto del mandato. «La casa se empieza por otro sitio, no se empieza por el tejado (…), hay que empezarla por los cimientos», amonestó Pérez a los nacionalistas, molesta con la ademán de Puga: «Ni se miró los acuerdos programáticos». González remarcó que esa ha de ser la «premisa», y su colega conservadora dejó claro que no se fían en incondicional de los frentistas y su demanda de diferenciar el candidato: «En cualquier momento te pueden dejar vendido». Pese a todo, indicó: «Pienso que se puede conservarse a un acuerdo». González fue más allá: «Cristalizará seguramente en esa moción de censura».

Camino accidentado

El movimiento puesto en marcha en las últimas semanas para destruir con el «caos» instaurado, según la concurso, en el consistorio, se está encontrando con numerosos obstáculos. Por un banda, los del BNG, que ya acudió a la primera reunión sin confirmar auxilio y vetando al PP. Por otro, los de los socialistas orensanos, que convocaron sin negociación previa y posteriormente de presentar un ‘Pacto da concordia’ a modo de propuesta cerrada. Y, como colofón, la dirección autonómica puso el bramido en el bóveda celeste con el acuerdo de gobierno en Carballiño, llevando al periferia la paciencia del PP y enturbiando aún más las opciones de acuerdo en Orense caudal.

Este jueves, por la mañana, el líder del PP en la provincia, Luis Último, advertía: «Lo que no puede ocurrir son (…) condiciones (…); no vamos a tolerar que se nos excluya por sistema». Pese a consolidar que era pronto para departir de entrar en un hipotético gobierno lugar –«de momento no estamos en esa etapa, estamos para departir de programas–», Último marcaba una premisa clara: «No podemos renunciar de plano a formar parte de un gobierno».

Un discurso en trayecto con lo dicho la víspera por el presidente del PPdeG, Alfonso Rueda, quien señaló: «Mi opinión es clara: no podemos aceptar este tipo de cordones sanitarios, este tipo de vetos [de] los que siempre pierden las elecciones a los que las ganan». Hilo argumental que estiró ya por la tarde, poco ayer de la reunión, la secretaria común, Paula Prado. «No vamos a consentir que se vete a la segunda fuerza más votada», insistió. Y dejó otros dos mensajes. Uno: «Antiguamente de cualquier acuerdo, deberían cesar las incoherencias» de BNG y PSOE. Y dos: «No vamos a ser cómplices de ningún movimiento que facilite o multiplique la inestabilidad». Prado, adicionalmente, dejó en el espacio «quién manda en Galicia» en el socialismo: si Pedro Sánchez, Gómez Besteiro o el partido en Orense.

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