Las fiestas de Ourense traen a la ciudad conciertos (pocos) y puestos (muchos). En estos últimos, tradicionalmente se pueden ver diferentes tipos de artesanía, comidas, especias, cócteles… en un mercado que cada año abarrota la ciudad. Sin bloqueo, este 2024 la ubicación de algunos de ellos ha indignado a los trabajadores de los locales colindantes.
Es el caso de María Goreti Castiñeira, encargada del Bar Tamarindo, situado en la Plaza Decano. Esperaba que la presentación de las fiestas fuese un incentivo para su negocio, pero cero más acullá de la sinceridad: “Nas festas sempre había xente, agora levamos vacíos toda a semana”.
Varios puestos de comida se sitúan frente a su terraza y la de los locales vecinos, asegurando que están “todos igual de mal”. La visibilidad del bar se vio ampliamente escasa, pero a eso se le suman olores y humos procedentes del puesto festivo: “Hai fumo cando asan o porco, non ten sentido. Hai sitio de sobra na chopera ou no parque Barbaña”, declara.
Decisiones de un corregidor que “non mira polo cidadán, mira por él mesmo”
La trabajadora de este tópico considera que la valentía de Pérez Jácome de colocar los puestos a centímetros de las terrazas es “adrede, a capricho”, y que piensa en su beneficio por encima del del ourensano: “Estamos 7 ou 8 camareros mirando para o ventilación. O meu xefe reclamou, sen resposta. Que quere, pechar o bar?” alega.
Y es que con lo conocido durante estas celebraciones, para Goreti, Jácome es “un home sen sentimentos, porque se tivera miraría por que ganaran os bares”.
