el mejor disco en directo de de Bob Dylan



Cuando Bob Dylan y The Band subieron al tablas del Chicago Stadium de la Madison Avenue de la mítica ciudad estadounidense el 3 de enero de 1974, fueron recibidos por el rugido escandaloso de una audiencia que vivió aquel momento como el de la segunda venida de Jesús a la tierra. Tres shows en Chicago iniciaron una ambiciosa expedición de 40 conciertos, un alucinación por 21 ciudades que puso fin a siete abriles de relativo aislamiento a posteriori del incidente de motocicleta que sufrió Dylan el 29 de julio de 1966 cerca de su casa en Woodstock. Su convalecencia detuvo abruptamente la trayectoria de una carrera en ese momento inmersa en un apogeo creativo sin precedentes, afectado por el propagación un mes antiguamente de ‘Blonde On Blonde’, el magnífico elepé doble en el que según siempre confesó a sus más íntimos, encontró el consistencia entre sus raíces folk y la inquietud que había despertado en él el rock´n´roll.   

Desde el día de aquel incidente hasta aquel enero de 1974 las apariciones de Dylan en el mundo del rock fueron esporádicas y anecdóticas. En lo tocante a su producción musical, sus álbumes de estudio posteriores al incidente se alejaron de la potencia de su trilogía eléctrica de mediados de los abriles 60 para rotar cerca de la parquedad. ‘John Wesley Harding’ de 1967 pareció siempre un elepé de transición, ‘Nashville Skyline’ de 1968, viró cerca de un country-rock apacible y ‘New Morning’ le devolvió al éxito comercial en 1970 sin perjuicio de que dividiera a la crítica. Dejando al beneficio ‘Self Portrait’ y la partida sonora de ‘Pat Garrett & Billy The Kid’, de 1973, así como sus dos singles de 1971 “Watching the River Flow” y “George Jackson”, retomando en este zaguero su fervor por la canción protesta, ausencia hacía pensar que Bob Dylan podría retornar a significar un revulsivo en el rock y en la música popular contemporánea. Siquiera ayudaron mucho sus eventuales actuaciones en el concierto tributo a Woody Guthrie de 1968 en el Carnegie Recibidor, su conducta en el Festival de la Isla de Wight en 1969 y su aparición en el Concierto de Bangladesh de George Harrison en agosto de 1971. Parecía haberse acaudalado en el status de “special guest” y nadie apostaba porque volviera a la carretera en serio entre 1972-73.   

Sin bloqueo, a partir de 1973 Dylan recuperó su espíritu inquieto y su alma de israelita errante dispuesto a hacer de la carretera su hogar, pero propiciando antiguamente una serie de cambios determinantes en su carrera. Luego de diez abriles residiendo en Nueva York, se alejó de Albert Grossman y cambió Woodstock por Malibú en la costa oeste. Igualmente, rompió con Columbia Records y aceptó la propuesta de Asylum Records, el sello del manager convertido en nuevo magnate de la industria del disco, David Geffen, en Los Ángeles. Estaba claro que Bob Dylan renacía de sus cenizas y volvía, pero rompiendo todos los lazos con su pasado y con un plan preceptor bajo el apoyo, ideado contiguo a Robbie Robertson de The Band, David Geffen y el mítico promotor Bill Graham: labrar con The Band un nuevo disco de estudio y presentarlo en una expedición por Estados Unidos para editar a posteriori el elepé en vivo de la expedición. 

Tras tres semanas de sesiones de composición e intensos ensayos, entre el 2 y el 14 de noviembre de 1973 Bob Dylan grabó en los Village Recorder Studios de Santa Mónica, California, el elepé ‘Planet Waves’, así denominado en honor a la salida del planeta Saturno de su carta astrológica, poco a lo que supuestamente atribuyó el “desbloqueo” de sus energías. El disco se editaría en enero de 1974 y seria presentado en una expedición que en un primer momento no iba a ser demasiado larga, pero… 

“Al principio, la idea era que Bob hiciera 10 ó 12 conciertos”, recordaría más tarde Bill Graham. “Pero todos le instaron a hacer más, porque nadie le había manido en mucho tiempo y las ofertas empezaron a ser millonarias”. Luego de una agotadora semana de reuniones, Graham volvió a Malibú, puso un atlas sudamericano encima de la mesa de la terraza y señaló 40 posibles conciertos. “¡¡No lo podía creer!! ¡¡dijo que sí a todos!! Cielos, ese día creí en dios”, recordó el mítico manager. Más todavía: los conciertos de la expedición se grabarían para editar un elepé oficial en directo. Ese elepé que acaba de cumplir 50 abriles el pasado 20 de junio sería ‘Before The Flood’.  

Como se reconstruyó en ‘Before The Flood’, los conciertos comenzaban con “Most Likely You Go Your Way (And I’ll Go Mine)”, uno de los rocks más potentes de ‘Blonde on Blonde’, endurecido aún más por el tratamiento que The Band dieron a la canción. “Lay Lady Lay” adquirió una intensidad desconocida hasta ese momento, “Rainy Day Women #12 & 35”, se convirtió en un magnífico blues y en la lectura de “Knockin’ on Heaven’s Door”, grabada el 30 de enero de 1974 en el Madison Square Garden de Nueva York, pocas veces se vive y se siente una compenetración más robusto entre Bob Dylan y sus músicos de este periodo. 

La secuencia del elepé se ajustó al formato de los conciertos, comenzando con un set de comprensión con el conjunto completo, seguido de un set de The Band y un set sonoro solista de Dylan. En la parte de The Band, siempre destacó una de las nuevas canciones de Robertson, “Endless Highway”, un himno de carretera interpretado a modo de nervioso medio tiempo, mientras que la parte dedicada a Dylan como solista recompensó a sus primeros fans con una compacta selección de tomas acústicas sin adornos, incluyendo “Don’t Think Twice, It’s All Right” y “Just Like a Woman”. Para el elepé, el set sonoro se condensó aún más a solo esas dos canciones más “It’s All Right Ma (I’m Only Bleeding)”.

En el disco, el concierto avanza cerca de su final con un inteligente consistencia entre la aventura y la nostalgia. El trasgo de Jimi Hendrix preside “All Along the Watchtower”, que alpargata la potencia de fuego que el difunto mago de la guitarra había desplegado en su atronadora lectura de 1968 sin intentar imitar su estilo por parte de Robertson. A partir de ahí, los seis músicos analizan el encomienda de Dylan con impresionantes versiones de “Highway 61 Revisited” y “Like a Rolling Stone”, antiguamente de culminar con un enfático reinicio eléctrico de “Blowin’ in the Wind”.  

Críticos del prestigio de Greil Marcus o Robert Christgau no tuvieron disgresivas en señalar ‘Before The Flood’ como uno de los mejores discos en directo de todos los tiempos. 50 abriles a posteriori, en junio de 2024, debemos buscar que no se equivocaron.

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