Confirman los 10 años de cárcel para el fisioterapeuta que abusó de una niña con parálisis cerebral en Valencia


La sección de apelaciones penales de la sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Probidad de la Comunidad Valenciana (TSJCV) ha mantenido los 10 primaveras de gayola impuestos a un pipiolo, fisioterapeuta, por maltratar sexualmente de una pupila de dos primaveras y ocho meses con parálisis cerebral y retraso en el progreso motor.

De esta forma, el tribunal desestima el procedimiento interpuesto por la defensa del pipiolo, quien fue condenado por la Audiencia de Valencia a 10 primaveras de prisión por un delito de desmán sexual sobre menores de 16 primaveras. Durante el entendimiento, el condenado defendió que «nada más» estudiaba el suelo pélvico de la pequeño para valorar su movilidad -con el consentimiento y conocimiento de los progenitores- pero el tribunal no creyó su lectura de los hechos. Ni ahora el TSJCV.

La Fiscalía reclamaba para el pipiolo 12 primaveras de prisión por un delito de desmán sexual y, alternativamente, 14 primaveras por acometida sexual; mientras que la imputación particular, que representaba a los padres de la pequeño, reclamaba 15 primaveras de prisión para el inodoro y, la defensa, la absolución. La Audiencia y el TSJCV han fijado finalmente 10 primaveras de prisión.

Para ello, el tribunal valenciano considera que, en cuanto al propósito médico y no sexual del pipiolo, éste no aportó un opinión pericial que corroborase claramente sus afirmaciones, «carga que incumbía al apelante y no a la imputación, transmitido que por ésta se pretendía hacer ver que no concurrió en el destacado un talante lúbrico sino curativo, es opinar, un hecho impeditivo que invierte la carga probatoria».

Si a esto se añade lo que fue conocido por los padres -observaron al pipiolo desnudo de cintura para debajo y con la pequeño parcialmente desnuda encima de él– y los resultados analíticos biológicos -en el exógeno del preservativo y en el interior del calzoncillo del destacado se hallaron restos biológicos de la menor-, encima de otros indicios confirmados, «no es posible otra conclusión que la condena impuesta».

Así, el TSJCV estima que la valoración que de los hechos que hizo el tribunal de instancia ha de considerarse «ajustada a sentido» por hallarse en correspondencia con la deducción vulgar y con la popular experiencia, «sin que sus apreciaciones puedan ser tachadas de absurdas, arbitrarias, incoherentes o inconsistentes», por lo que se desestima el procedimiento de apelación interpuesto.

«Podemos adscribir la sentencia objeto del procedimiento como totalmente correcta, tanto por lo que se refiere a la valoración que efectúa de la prueba obrante en la causa como con respecto a las consecuencias de índole jurídica que jarretera a los hechos previamente aceptados como probados», apostilla.

Sorprendido por los padres

El condenado prestaba desde 2017 sus servicios de fisioterapeuta en una empresa a la que el Concejo de un municipio de la comarca de L’Horta había adjudicado ese mismo año el arreglo del servicio del Ministerio Psicopedagógico Municipal.

Desde principios del primaveras 2022, la víctima, de dos primaveras y ocho meses de años, comenzó a acoger tratamiento rehabilitador, especialmente fisioterapeuta por parte del inodoro, como consecuencia de la parálisis cerebral y retraso en el progreso motor que sufría, lo que le impedía pasar y desplazarse sola.

La pequeño acudía al centro varias veces por semana. El 3 de mayo de 2022, los padres de la pupila acudieron a su cita a las instalaciones y el destacado se la llevó hasta uno de los despachos y cerró la puerta, mientras la mamá esperaba fuera. Durante la sesión, el pipiolo, con talante de satisfacer su deseo sexual y sin un fin terapéutico, aprovechándose de la vulnerabilidad de la pequeño, la desvistió y abusó de ella.

La mamá, alertada por el lloro de la pupila, superior al habitual en las sesión de rehabilitación, se asomó a una estrecha franja del vinilo de la tabique del despacho por donde se podía ver el interior y vio al inodoro con la pequeño encima de sus genitales pero no pudo rasgar la puerta. Llamó a su marido, que le esperaba en la calle, y éste subió. A colchoneta de golpes, logró rasgar la puerta y entreambos padres pudieron entrar en la estancia.

En ese momento, la mamá cogió en brazos a la pupila, quien tenía el body desabrochado y el pañal puesto al revés. Fue asistida ese día en Urgencias y se le diagnosticaron varias lesiones que requirieron público y le provocaron un trastorno de estrés postraumático.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *