No entiende su vida sin el piano. De hecho no la recuerda. Fue su origen la que la metió en esto con tan pronto como 7 primaveras y desde entonces ha estado siempre vinculada a la música.
Elisabeth Leonskaja (Tiblisi, 1945) ofrece esta semana dos actuaciones en Galicia, en el situación del Festival Clasclás en Vilagarcía de Arousa, Pontevedra. Allí mismo, sobre el atmósfera, nos recibe. Hace un stop en sus ensayos para atendernos. Lo hace sonriente, amable. Transmite calma y dulzura. Asimismo fuerza y confianza. Y por supuesto hermandad.
Leonskaja fue lo que se conoce como pupila prodigio. Estudió en el Conservatorio de Moscú y fue premiada en los concursos internacionales más prestigiosos. Nombrada Miembro Honorario de la Konzerthaus de Viena y galardonada con La Medalla de Honor de Austria, a día de hoy es una de las figuras más relevantes del panorama internacional.
Una vida en el atmósfera
De sus orígenes recuerda las influencias de Heinrich Neuhaus, Detener Berman o Vladimir Ashkenazy. Pero todavía, tan simple y tan exclusivo, las de su primera profesora. “Cuando tenía 11 primaveras mi profesora se retiró. La remembranza perfectamente, una mujer rusa muy dura, muy buena profesora. Ella quería que yo diese un concierto. Mi origen se opuso. Creía que iba a ser demasiado para una pupila. En el momento me enfadé mucho, yo quería hacerlo, claro. Pero a posteriori lo comprendí”, explica la propia Elisabeth.
“No sé si soy la representación de mi piano o mi piano es la representación de mi misma”
Y es que le sobró tiempo para comprobar lo que supone subirse a un atmósfera. Una vida entera lleva recorriendo los de medio mundo. “No sé si yo soy la representación de mi piano o mi piano es la representación de mi misma”, y añade: “Éste es mi idioma”.
Confianza, respeto y amabilidad
El Festival Clasclás celebra este año su séptima publicación y lo hace centrándose en la figura de la mujer en la historia de la música. “Yo esta cuestión la siento de forma muy natural. Soy una mujer y no pienso qué es mejor. Tengo un enorme respeto por todos los hombres, especialmente por los creativos”, asegura la pianista sin entrar en anciano debate. Con todo, valora positivamente que el festival reivindique el papel y la importancia femenina: “Es una gran idea”.
Con una figura de este nivel delante nosotros, ficticio no pedir consejo. Para los músicos y músicas que comienzan, y para las nuevas generaciones en militar, pues tras un rato de charla nos queda claro que Elisabeth desprende sentido popular. “Confiad en vosotros mismos, tened disciplina, tened respeto por los compositores y por vuestros colegas más que para vosotros mismos. Sed amables siempre, nunca habléis mal de vuestros colegas”, asegura sin titubear, y entre risas añade: “Es suficiente… Para entablar”.
Así es, para entablar. Porque nos quedamos con ganas de más. Más charla y, sobre todo, más música. La dejamos continuar con sus ensayos y nos retiramos intentando no hacer ruido. Los más afortunados podrán disfrutarla un poquito más en el Concurso de Vilagarcía esta semana en el Festival Clasclás.
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