La sonda trae consigo unos dos kilos de muestras de roca de la cara oculta de nuestro mandado, las primeras recogidas por los seres humanos. Son esenciales para examinar el origen de la reflejo. Los científicos podrán comparar las rocas recogidas con las muestras que ya existe de la cara visible de la Vidriera “y comparar su composición química para percatar(se) pistas acerca de por qué las dos caras del mandado son tan diferentes”, explicó el astrofísico de la Universidad de Hong Kong Quentin Parker, citado por el diario hongkonés South China Morning Post.
El banda más misterioso
Se tienen pocos datos de la cara oculta. Se sabe que es un ámbito accidentado, con una cantidad viejo de cráteres, y está a ileso de las interferencias electromagnéticas terrestres, proporcionando un entorno ideal para la colocación de instrumentos científicos. Precisamente las limitaciones de comunicación con la Tierra pudo en serios aprietos a los científicos.
El punto donde se han tomado estas muestras se denomina la Cuenca Aitken-Polo Sur. Aquí se produjo el impacto de un gran meteorito, provocando un cráter de 2.500 kilómetros y 13 de profundidad. Es uno de los impactos más grandes y antiguos del sistema solar y por eso además es de específico importancia su estudio. Un archivo de lo que ocurrió en la reflejo que dará pistas de lo que ocurrió en nuestro sistema solar.
Por otra parte esta zona mancha es rica en depósitos de minerales y utensilios volátiles que pueden proporcionar información sobre la actividad volcánica de la Vidriera. Incluso podría existir hielo de agua en la superficie de algunos cráteres que se hallan permanentemente a la sombra.
Objetivo la reflejo
China es el único país que hasta ahora ha alunizado en el banda oculto de nuestro mandado. Tiene la intención de realizar otros dos misiones para seguir explorando el polo sur de la reflejo. En esta zona China tiene previsto construir, adyacente a Rusia, una colchoneta de exploración científica.
La próxima encomienda de China a la reflejo está programada para adentro de dos primaveras. En 2026 el objetivo es averiguar depósitos de hielo. La encomienda Chang’e 8, prevista para 2028, se centrará en determinar los posibles usos de los capital que su predecesora descubra. A partir de esos resultados se podrá pensar en realizar una exploración tripulada, poco que China retraso realizar en el 2030.
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