La entrada huelveño de Almonte vive este miércoles uno de sus días grandes con la arribada a sus calles de las tropas de equinos de Doñana en la tradicional Costal de las Yeguas. Pero primero, esta mañana han pasado por la pueblo del Rocío, en una primera parada que se ha producido sobre las 10:00 horas y que ha vuelto a dejar bellas imágenes de los caballos unido al Santuario de la Blanca Paloma. Allí se realiza un acto de gracia y rezo de la Salve al paso de la última tropa.
La primera tropa, procedente de Rocina Sur y Rocina Septentrión, ha ejecutado su paso sobre las 10:10 horas, aproximadamente, y la última, venida desde Marismillas, Las Nuevas y Marisma de Hinojos, sobre las 11:30 horas.
En total serán 1.500 equinos los que recorran el camino desde Doñana hasta las calles de Almonte, organizadas en diez tropas, que entrarán por el camino de Los Llanos, La Marmoleja, Feria, Altozano, Héroes de Baler, Manuel de Rotura, Cristo, El Pocito y Camino de Villalba, hasta montar al Perímetro Cabrero Huerta de la Cañada. Se da la circunstancia de que la feria de Almonte, que se celebra por las fiestas de San Pedro y San Pablo, comienza en la confusión de este miércoles a las 23:00 con la prueba del Alumbrado, momentos posteriormente del paso de las últimas piezas de rebaño por la entrada.
La historia de un rito de siglos
El día 26 de junio, el municipio de Almonte cumple con una de sus tradiciones más longevas, la antiguo Costal de las Yeguas. Por la festividad de San Juan, los yegüerizos se adentrarán para agrupar al rebaño por las marismas en el Espacio Natural de Doñana, en enclaves tan emblemáticos como Marismillas, Matasgordas o Las Mogeas. Una vez reunidas en las playas del Rocío, en el mismo 26, las tropas son trasladadas, desfilando por la mañana frente al Santuario de la Doncella del Rocío, siendo bendecidas por el mismo capellán de la ermita, tanto al rebaño como a los yegüerizos.
Desde allí, emprenden el camino cerca de Almonte, haciendo sesteo a pocos kilómetros de la entrada para hacer la entrada en sus calles al atardecer. Serán guiadas posteriormente cerca de el perímetro cabrero, donde permanecerán varios días, realizándose varias faenas como el herrado y marcaje a los potros y la tuza (corte de crines), para su posterior traspaso. Todo ello coincide con la celebración de la feria regional, dedicada a San Pedro, que, en su origen, estuvo motivada por la traspaso de rebaño allá por el año 1873.
arribada de las yeguas y los potritos a la pueblo del Rocío en la mañana de este miércoles
Se manejo de una tradición centenaria que fue regulada en 1504 por una reglamento del duque de Medina Sidonia. Ya existía la presencia de esta abolengo marismeña desde las invasiones de los distintos pueblos y culturas que se asentaron en torno al Laguna Ligustinus, como los tartessos o los romanos. Durante el imperio romano, los caballos hispanos eran requeridos para las carreras de carros circenses, provenientes de las provincias de la Bética y Lusitania.
No será hasta el siglo X, bajo el dominio musulmán, cuando los cronistas, historiadores y viajeros del Al-Andalus nos hablen de la cría acemilar en la Al-Mada’in (marismas), en la desembocadura del Guadalquivir. Se hacían las cubriciones de las yeguas y el cruce de la raza española y africana por disposición del Almanzor.
Un texto del historiador y escritor árabe, Isa Ibn Ahmad Al Ra-zi, nos arroja la primera relato sobre el concepto de «costal», donde nos indica que las yeguas y potros de las Marismas del Guadalquivir llegaban cada año a finales de junio al palacio de Medina Azahara (Córdoba), causando estima entre los caudillos árabes.
El conveniencia del rebaño marismeño con fines agrícolas y militares se fue sucediendo a lo grande de la historia, bajo la ardua tarea de la figura del yegüerizo. Desde el punto de clarividencia ecológico, la raza equina marismeña, por su feralidad, supone un componente importante del inmovilidad ecológico de una de las áreas protegidas más importante de Europa.