Las exmonjas de Belorado expulsan del monasterio al obispo excomulgado De Rojas y al cura Ceacero


Nuevo capítulo del culebrón de Belorado. Las 10 exmonjas clarisas fueron excomulgadas el pasado sábado. Desde la semana pasada encargaron su representación jurídica un equipo de abogados que empieza una nueva táctica permitido y cuyo primer paso sería librarse de la presencia de los dos miembros de la Pía Unión de San Pablo Discípulo, el prelado excomulgado Pablo Rojas y el cura José Ceacero.

Según publica ABC ni Rojas ni Ceacero están en el convento desde este martes. Dichas fuentes citan a algunos familiares para indicar que algunas de las exmonjas piden explicaciones a la exabadesa ya que con la salida del prelado excomulgado y del cura se quedan sin atención espiritual.

Estas 10 exmonjas están acusadas del delito de cisma. Tenían de plazo hasta las 14:00 horas del pasado viernes para decidir en presencia de el Tribunal Sacerdote, pero a través de un burofax comunicaron su intención de no comparecer a la par que confirmaron su “general e irreversible” atrevimiento de ceder la Iglesia Católica.

Esta nueva táctica legislativo habría sido diseñada por las tres entidades que representan a las monjas díscolas, el escritorio de Sarabia y Asociados, GTRS y el fedatario Florentino Aláez. Al parecer esta atrevimiento se tomó posteriormente de una reunión el pasado lunes entre las 10 exmonjas, los representantes legales y De Rojas y Ceacero a quien finalmente exigieron salir del monasterio.

Religión Digital apunta a que detrás de esta atrevimiento podría estar el intento de que las díscolas sean consideradas “vulnerables” una condición que podría allanarles el camino en el caso de poder continuar en el monasterio. Habrían considerado los representantes legales que si De Rojas y Ceacero están en el interior del monasterio las exmonjas no podrían declararse en situación de vulnerabilidad ya que estarían en el amparo de una ordenamiento reconocida civilmente y esto podría solucionar el desalojo, pero si son vulnerables este proceso se dilataría.

Las exclarisas sitúan el origen de su cisma durante la pandemia del coronavirus, un “momento de preguntas, choques, contradicciones”, principalmente cuando se decretaron medidas excepcionales. “Fue verdaderamente doloroso escuchar a los supuestos pastores explicar que los sacramentos no eran necesarios, que cuando pasase el peligro ya se podría hacer”, apuntan. Consideran que la Iglesia “dejaba de hacer lo que siempre había hecho y abandonaba el cuidado de la vida eterna, por el supuesto cuidado de la vida temporal”. “Delante estos hechos, en presencia de este cambio de rumbo, las hermanas no podíamos más que preguntarnos qué estaba pasando, tanto fuera de la iglesia, como en el interior, sobre todo en el interior de ella. Preguntas, investigación, estudio, oración… Poco a poco, algunas de esas preguntas fueron obteniendo respuestas…”

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Un aula vacía

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