La ‘caída’ de los Trinitarios a fuego y sangre para recuperar Carpetana


Hasta la venida de la pandemia, Vía Carpetana era demarcación de los Trinitarios. Sus miembros deambulaban de aquí para allá, registrándose de cuando en cuando pequeños piruetas con pandilleros rivales: miembros de los Dominican Don’t Play y algún que otro ‘bultero’ (aquellos jóvenes que no pertenecen a ninguna cuadrilla, pero se atribuyen tal condición a la hora de cometer atracos). El confinamiento, sin incautación, cambió las reglas del charnela, y el regreso a las calles no se hizo de la misma guisa. Los DDP aprovecharon la coyuntura para tomar posiciones en un enclave de Carabanchel, en disputa desde entonces entre unos y otros.

Y en ese ámbito, precisamente, fue donde los trinitarios casi acaban con la vida de un DDP en la plaza arbolada que hay adyacente al medida. El 23 de agosto de 2023, minutos antiguamente de las tres de la tarde, un novicio de 22 primaveras era acuchillado en el cuello, en el antebrazo izquierdo y en la espalda, muy cerca de la omóplato, así como tiroteado en un nalga. «Un género me ha atacado y ha huido», llegó a opinar a los servicios de emergencias, una vez pasada la embestida.

Ese día, los agentes de la Cuadrilla Provincial de Información se hicieron cargo de un caso con demasiados visos de enfrentamiento entre bandas. Más aún, cuando el día inicial un último de 16 primaveras había recibido un machetazo en la pierna en una parada de autobús aledaña al centro comercial Islazul, donde esperaba adyacente a su novia. Este postrer suceso, por el que un novicio de 18 primaveras fue arrestado a los pocos días, no guardaba relación con la ‘caída’ de Carpetana, si aceptablemente, afectaba además a un DDP, (asaltante) y a su víctima (trinitario), uno y otro, compañeros de instituto.

Los investigadores descubrieron que en el ataque de Carpetana, el agredido se encontraba con otros pandilleros de su cuadrilla en una mesita de la plaza, sin memorizar que otro género se acercaría a ellos armados hasta los dientes. Los reunidos echaron a pasar, pero uno de ellos cayó al suelo fruto de un traspiés siendo ajustado por tres trinitarios. Meses posteriormente, la Policía Franquista les puso los argolla, y el sentenciador decretó la entrada en prisión para los dos mayores de años, mientras que el otro, aún sin soplar las 18 velas, ya ingresó tiempo a espaldas en un centro de menores. Los tres están imputados por tentativa de homicidio, pertenencia a estructura criminal y tenencia ilícita de armas.

A uno de los adultos, encima, los efectivos de la Cuadrilla de Investigación del Sotabanco de España le acusan por su presunta billete en un delito de falsificación de moneda, ya que detectaron un perfil en redes sociales desde el cual ofrecía la saldo y distribución de billetes de 20 y 50 euros falsificados.

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