Una vecina lo vio todo ensangrentado y me dijo. Vino el veterinario a coserlo, a ver qué le pasa”, dijo ayer José Novoa, dueño del rebaño. “No tengo miedo, no creo que ataque a la gente. Pero no contaba con él, especialmente en ese momento”, reconoció.
El ataque se produjo entre las 12.00 y las 14.00 horas del domingo, en un inmueble cerrado situado en la parte baja de la localidad. “Parece que saltó la valla. Cuando fui a ver lo que pasaba, alertado por el vecino, estaba comiendo en uno de ellos y al verme se escapó”, describe en una situación similar a la que vivió Antonio Núñez, otro vecino que perdió uno de Las 15 ovejas hace quince días de su rebaño. “Ven a comer”, comentó el lugareño, que admitió que no tenía miedo, “pero sí estaba preocupado. Tienes animales para limpiar algunas granjas, como hobby y terminas quererlos, es un problema porque por más que cierras la finca, ellos entran”, dijo Antonio Núñez.
A los ataques del lobo hay que sumar los daños causados por el jabalí en huertas y viñedos de la parroquia.. “Incluso iba de noche a observar los viñedos porque no podía hacer nada. Ahora los dejé y opté por comprar las uvas. “La gente se cansa”, reconoció este jubilado que ayer, mientras esperaba que recogieran los animales muertos, comentó cómo, por miedo, ni el carnero ni el cordero querían salir del establo. “Voy a ver qué puedo hacer, porque ahora aunque quieran comprarlos tampoco hay”, respondió sobre si recuperará el rebaño.
En cuanto a las compensaciones por parte de la administración, los afectados no esperan mucho. “Le dijeron a una vecina que le darían algo… pero que tardaría un año”, comentaron.