salen a la luz conversaciones entre el cura y la cuidadora del anciano de Cullera


«Van a por ti, es común». «¿A por mí? A por ti incluso irán». Las llamadas telefónicas grabadas por la Control Civil a la cuidadora y al sacerdote acusados de presuntos delitos de homicidio y molestia a un anciano de 91 abriles, natural de Cullera (Valencia), demuestran una sospechosa complicidad y connivencia entre los investigados, en autodeterminación provisional con medidas cautelares desde la semana pasada tras comparecer frente a el Supremo de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Sueca.

La investigación liderada por la Guardia Civil en torno a la asesinato del noventón en verano de 2023 se centró especialmente en los dos beneficiarios del cambio de herencia que la víctima firmó mes y medio antiguamente de perecer. En las transcripciones que adelanta la radiotelevisión pública À Punt, entreambos cruzan directrices, acusaciones y amenazas en cuanto a las pesquisas que se ciernen sobre ellos.

En una de estas conversaciones pinchadas, el rector instruye a la cuidadora sobre cuáles deberían ser sus respuestas en un hipotético interrogatorio. «Si te preguntan por qué cambiaste la cerradura de casa, debes aseverar porque se salía de casa» o «si te insinúan que lo envenenaste, di que le dabas la terapéutica que te recetaron los médicos y puntos», le llegó a encomendar.

Tal y como informó torrevieja news today, el documentación del instituto armado apunta a una posible sobremedicación como la causa de la asesinato del anciano José Félix. «Van a ir a por ti en todo lo que sea posible», le asevera el sacerdote a la empleada posteriormente de fallar como refrendador. «¿A por mí? A por ti incluso irán» le avala ella, terminando con la réplica del religioso: «A por mí no, a por ti».

En paralelo, el móvil intervenido de la investigada incluso reveló conversaciones con otros familiares como su propia hija, a la que llegó a escudriñar que «no tiene más huevos -el cura- que defenderme porque no le buscan a él», al mismo tiempo que vaticinó que este «sabe que tiene todas las de perder porque ha agarrado a un montón de abuelos con las herencias».

Sobre el mismo rector de la parroquia de San Antonio Superior de Cullera, la cuidadora desvela a un hermano que «quería cobrar 15.000 euros», cantidad que finalmente se redujo hasta los 6.000 y muebles del pavimento en concepto de donación a la iglesia. «Al final os encerrarán a ti y a él por estafa», lamenta su corriente, según el documentación de la Control Civil, a lo que ella contesta que «es un malparido» y que todo «será tropiezo de ese desgraciado».

«Lo sedé cuando estaba sufriendo»

Se comercio así de testimonios secreto en una investigación compleja sin pruebas directas posteriormente de que la acusada ordenara la incineración del occiso del anciano. En las presuntas conversaciones incriminatorias obtenidas por la Guardia Civil se recogen indicios sobre la posibilidad de que acabara con su vida: «Cuidé a un hombre y lo sedé cuando estaba sufriendo. He cuidado a personas y las hemos ayudado a sucumbir y este verano, aquel se fue con una sonrisa en la boca y todo», le habría dicho a su hija.

«Si hubiera faltado en casa tendrías un problema», le llega a comentar su hermano, a lo que la sospechosa avala que «a ver cómo lo demuestra» y «menos mal que lo hizo allí -en el hospital-». Adicionalmente, en algunas de estas llamadas, según la información que publica À Punt, llegó a escudriñar que arrojó las cenizas al río, en contra del deseo de ser enterrado con su mujer que reconoció su sobrino y denunciante del posible crimen.

Así las cosas, el Supremo de Primera Instancia e Instrucción 1 de Sueca investiga el supuesto desvío del patrimonio del anciano y si los dos acusados acordaron un plan para aprovecharse de él. Entreambos declararon el pasado jueves y se negaron a dar su traducción frente a el magistrado en una causa cuyas pesquisas se iniciaron hace más de seis meses a raíz de la denuncia presentada por un sobrino segundo, antiguo cuidador de la víctima y única clan.

Cambió su testamento y falleció mes y medio posteriormente

La investigación se centra en el fallecimiento del anciano, que cambió su testamento a los 18 días de que la cuidadora investigada comenzara a trabajar para él, en julio de 2023. Mes y medio posteriormente, el hombre falleció por una insuficiencia respiratoria sin que se le llegara a hacer la necroscopía, fue incinerado y dejó una vivienda para la mujer y 6.000 euros a la parroquia.

La jueza impuso a entreambos investigados medidas cautelares consistentes en la retirada de pasaporte y la prohibición de salida del país franquista, así como comparecencias en sede legislativo cada 15 días.

Por su parte, la defensa del sacerdote aseguró que el párroco no tenía relación de amistad ni con la cuidadora ni con el anciano, a quien conocía desde dos abriles detrás porque acudía a la parroquia y que, con la progreso de la enfermedad que sufría, reclamaba la presencia del párroco para que le administrara los sacramentos.

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