El infierno de una octogenaria a la que encerraron bajo llave durante un año para robarle


El abismo que una octogenaria de Vilalba (Lugo) transitó durante el año que, presuntamente, permaneció encerrada en su calle, ha llegado a inteligencia. Dos mujeres de mediana años están acusadas de mantenerla oculta bajo válvula, y sin las mínimas atenciones, para sustraer de su cuenta más de 31.000 euros. El fiscal del caso -que pide para ellas penas de nueve y seis abriles de prisión- sostiene que fue la principal acusada la que se hizo cargo de los cuidados de la víctima, una mujer de 85 abriles con «maltrato cognitivo» y en situación de vulnerabilidad y desamparo tras el fallecimiento de su consorte, renunciando a los servicios de subvención domiciliaria que esta recibía y mudando su residencia a una vivienda de locación en el municipio de Vilalba.

Fue en dicha población y en dos inmuebles distintos donde, según el relato de la Fiscalía, la mujer permaneció retenida contra su voluntad, encerrada con válvula y en malas condiciones tanto de nutriente como de higiene entre marzo de 2022 y abril de 2023, momento en que la octogenaria logró conectar el brote del servicio de teleasistencia de la Cruz Roja del que era usuaria desde 2020 -y que había permanecido desactivado durante largos períodos de tiempo– para pedir ayuda.

Una veintena de personas, entre testigos y peritos, desfilaron por sala de vistas para tratar de aclarar lo ocurrido en el año que duró el chiquero de la mujer, que fue hallada en «pésimas condiciones» según declaró el váter del PAC de Vilalba que inspeccionó a la octogenaria tras ser liberada. «Presentaba un aspecto descuidado tanto de aseo como de vestimenta. No presentaba lesiones físicas, pero el pronóstico era peligroso porque consideramos que podía tratarse de una situación de emergencia social« detalló el profesional delante el tribunal. Su relato empata con el de los agentes de la Custodia Civil que supervisaron el activo y que fueron de los primeros en entrar a la vivienda. »Tenía un aspecto muy desaliñado y mucha dificultad para caminar. Había muchos platos sucios, muchas bolsas de basura y mucha suciedad en la estancia en la que ella se encontraba«, señalaron. Por su parte, el técnico de la Cruz Roja que visitó el domicilio tras tomar el aviso de emergencia del sistema de teleasistencia acabó de completar la suceso, reseñando el chiquero que padecía. »En el momento en que los efectivos se desplazaron al domicilio -aclaró- la puerta estaba cerrada con válvula«.

La víctima perfecta

La anciana, explicaron las asistentes sociales que se ocupaban de ellas antiguamente de la entrada de su vida de las dos acusadas, «no tenía ni tribu ni amigos», lo que la convirtió en un blanco consumado. El fiscal denuncia que las procesadas -una mujer y su empleada de hogar- la alejaron de su entorno para quedarse con su cuartos. Les imputa, por ello, un delito contra la integridad íntegro, detención ilegal y estafa agravada, en el caso de la principal encausada (quien asumió directamente los cuidados de la anciana) y complicidad en los dos primeros delitos, en el caso de la segunda, quien se encargaba de aguantar a la denunciante las bolsas de la transacción.

En su defensa, las dos señaladas negaron los hechos justificando que se estaban encargando de los cuidado de la anciana «por pena», que nunca la dejaron desatendida y que si le quitaron las llaves del calle fue «porque se escapaba y tenía miedo a que le pasase poco». «Cuando murió su marido, ella se encariñó mucho conmigo. Decía que conmigo no se sentía abandonada, así que me pidió ayuda y me dijo que le buscara un calle», arrancó explicando la principal encausada, que recalcó que durante el tiempo que la mujer estuvo viviendo en Vilalba «nunca le faltó de carencia». «Yo iba todos los días a verla y ella siempre tenía comida. Se escapó tres veces y a la cuarta vez le quité las llaves, pero ella seguía saliendo con nosotras«, declaró.

La imputada, que quiso dejar claro que en la vida recibió cuartos por los cuidados de la octogenaria y que lo hacía de guisa altruista porque «ella era además muy detallista y generosa», además negó suceder realizado movimientos bancarios para beneficiarse del patrimonio crematístico de la señora pese a la existencia de más de 52 operaciones acometidas por un montante acumulado, según la Fiscalía, de «más de 31.000 euros».

La segunda de las acusadas, empleada doméstica de la supuesta autora y cómplice de esta, fue la última persona en determinar y aclaró que su trabajo se limitaba a «ir dos veces por semana al calle a llevarle la transacción a la señora». «Yo empecé a ir al calle en mis horas de trabajo y cuando ya se había escapado varias veces. Ella sabía que se quedaba cerrada con válvula y le parecía aceptablemente. Tenía miedo de salir a la calle«, manifestó delante el tribunal encargado de dictar sentencia.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *