Noventa minutos tensos marcados por los titubeos de Joe Biden y las burlas por parte de Donald Trump. Así se podría resumir lo que ha sido el primer debate electoral televisado antiguamente de las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre.
El coincidencia ha cubo eclosión a las 21:00 hora restringido (3:00 hora peninsular) y, desde el principio, los balbuceos y vacilaciones de Biden -que ha llegado con gripe- han hecho temblar al partido demócrata. Incluso dejando en más de una ocasión frases sin terminar, el presente presidente de Estados Unidos ha fracasado en su intento de despejar la preocupación por su perduración.
Donald Trump, por su parte, se ha mantenido en su estilo habitual. Ha reaccionado con engaño a las divagaciones de su rival y ha empleado un tono duro con sus armas habituales: la política migratoria, el fraude electoral y las supresión de Lazo y Ucrania.
Los dos candidatos se descalifican y se enzarzan en ataques personales.
La perspectiva ha sido máxima. Todo el mundo estaba irresoluto del duelo. Casi siempre cuesta, cuando acaban de terminar estos debates, designar un triunfador del combate. En este caso, no. Porque, en este caso, los propios demócratas han trasladado desde el primer instante su burla por cómo ha estado Biden.
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