Parada y comida en Ribadavia en ruta por la autovía de las Rías Baixas


Hacía tiempo que no comía en el campo de acción de servicio de la autovía en Ribadavia. Con más de vigésimo primaveras de historia, asimismo ha tenido tiempos buenos y malos, cambios en la dirección, en la cocina y ha sufrido los posesiones de la crisis de 2008 y de la pandemia. Como habitual de este itinerario, he comido aquí muchas veces. Hace diez primaveras publiqué una reseña en esta misma sección, de una de sus etapas en las que el restaurante estaba en muy buen momento, con una relación entre calidad y precio más que aceptable. Luego llegaron los vaivenes, un tiempo correctamente, otro mal y a veces peor…

No había vuelto desde el postrer cambio de timón así que decidí probar el viernes pasado. El menú (15 euros) incluye primero, segundo, bebida y postre o café. Un precio bastante para un campo de acción de servicio de autovía, un personal muy amable, que me atendió a pesar de que llegué pasadas las cuatro de la tarde, ofreciéndome menú o platos combinados. Opté por el menú que comencé con una ensaladilla, correctamente hecha, y una merluza a la plancha que si correctamente no es santo de mi devoción, me pareció lo más rápido de ejecutar, dada la hora.

En términos generales cumple con su objetivo de dar de ingerir al viajero de una forma aceptable. Las raciones son abundantes y el servicio es rápido y diligente, pero la cocina todavía tiene beneficio para mejorar su proposición.

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