Un estudio estima que las olas de calor marinas duran más tiempo en aguas profundas y podrían afectar a la biodiversidad



Como hay olas de calor En el ambiente con un aumento de la temperatura del aire, se producen olas de calor en el mar. Se conocen como olas de calor marinas y hacen referencia a un periodo de al menos cinco días, con picos en la temperatura del agua. Ahora, una investigación publicada por la revista científica naturaleza cambio climático, revela que estas olas de calor son más largas cuanto más profundo es el mar.

Donde tienen más intensidad Las olas de calor marinas se encuentran en el subsuelo del agua. El subsuelo es la capa que se encuentra entre 50 metros y 250 metros de profundidad. El aumento de la temperatura en el mar podría tener efectos directos sobre la flora y la fauna. Además, también podría afectar negativamente a los recursos que los humanos extraemos de él.

Efectos hasta la fecha

Actualmente se ha demostrado que Las olas de calor marinas sólo han afectado a la superficie de las aguas. Sin embargo, otras observaciones más localizadas revelan que pueden provocar un calentamiento de las capas del subsuelo. El calentamiento de estas aguas podría durar hasta 2 años respecto al calentamiento de la superficie.

Entre las zonas más expuestas a los efectos de estas olas de calor se encuentran gran parte de los océanos Índico y Atlántico Norte, explican los expertos. Estas zonas coinciden con áreas donde las especies son más sensibles al estrés térmico.

Algunos de los efectos del calor sobre el agua ya se han visto, como el aumento de medusas en algunas regiones del mundo. Este es uno de los efectos que se pueden detectar con mayor facilidad, dice el investigador del MNCN Miguel Bastos Araújo.

Los cambios que han analizado, y que abarcan las olas de calor de 1993 a 2019, confirman que posiblemente provocarán una redistribución de las especies marinas, afectando especialmente hasta los 250 metros de profundidad. Una redistribución que también está condicionada por la falta de oxígeno o zonas con escasez de especies, entre otras cuestiones.

“Lo que es evidente es que estos eventos tienen el potencial de cambiar los patrones de la biodiversidad global con consecuencias impredecibles”, advierte Araújo.

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