Un vino blanco único de Cuenca que se cría bajo una «flor» en el interior de una tinaja de 1.000 litros


Dicen que no se quiere a nadie más que a un hijo. En el caso de los hermanos Lorenzo y Valentín López Orozco, pegado con Diego Morcillo Fortea, la crianza, nunca mejor dicho, dura ya ocho abriles. Un tiempo que ha pasado desde que en 2016 fundaran La Niña de Cuenca, que es como se pira el tesina vitivinicultor que crearon en la pequeña billete conquense de Ledaña.

Allí, en plena comarca de la Manchuela, conocida por sus cultivos de vid, es el área en el que estos tres apasionados del morapio han tumbado raíces, como las viñas de sus antepasados, y donde decidieron embarcarse en esta fabulosa aventura que ahora está comenzando a recolectar sus frutos en forma de reconocimientos.

Un ejemplo de ese buen hacer de La Pupila de Cuenca es su vino Inicial Velo de Flor, un morapio único y particular cuidado por esta bodega conquense, cuyas uvas proceden de una única parcela plantada en vaso en el año 1970, en cooplantación de mezcla de variedades blancas, como son la Macabeo y la Albilla de Manchuela.

Los vinos de galantería, según explica Lorenzo López Orozco, «son un tipo distinto de morapio que se que se produce mediante un proceso de crianza particular, comúnmente asociado con los vinos de Jerez y vinos de la región de Juramento en Francia, aunque igualmente se hacen en otras regiones vinícolas del mundo».

Así es como presenta el responsable de La Pupila de Cuenca a la nueva criatura de su tesina, un morapio seco que tiene la peculiaridad de hacer su crianza bajo una capa de levaduras, conocidas como «galantería», de ahí su nombre, que se forma en la superficie, en el caso de Auténtico Velo de Galantería, tras un año en una tinaja de pústula de 1.000 litros.

«Estas levaduras -apunta- forman una especie de velo en la superficie del morapio, lo que evita que el morapio entre en contacto con el oxígeno. Este proceso de crianza bajo galantería es lo que distingue a los vinos de galantería de otros vinos secos, que les aporta características únicas a los vinos, incluyendo su palidez, perfume y sabor característicos».


Lorenzo López Orosco, entre las tinajas donde se crían los vinos de La Pupila de Cuenca


Imagen Cedida

En el caso concreto del morapio Auténtico Velo de Galantería de la anualidad 2021, la crianza sobre esa capa de levaduras la realizó durante un año en la tinaja y se embotelló en septiembre de 2022, obteniéndose 1.352 botellas de 0,75 centilitros. Tras ese proceso, se dejó afinar otros doce meses hasta salir finalmente al mercado en octubre de 2023.

Por lo que se refiere a su nota de cata, es de color amarillo citrón con reflejos verdosos. En napias destacan en un primer área las notas de fruta madura, blanca, de hueso y cítrica, seguidas posteriormente de aromas florales y la esencia de hierbas aromáticas. Gradualmente adquiere una complejidad aromática donde afloran las levaduras, la infusión de camomila, los frutos secos y memorias ajerezados de suelo blanco.

Muy intenso y generoso, olfativamente te lleva a muchos lugares, al igual que en boca, donde despliega sabores a fruta blanca y salinidad mineral. Elegante y seco, llena la boca con una buena agresividad que la refresca. Interesante, serio, con integridad bajo el velo galantería y buena persistencia, tiene una indudable gusto gastronómica, pues permite gran variedad de maridajes variados, que van desde los ahumados a verduras y vinagretas, pasando por platos especiados y picantes. Todo un descubrimiento.

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