¿Cuándo comenzó su interés por coleccionar radios antiguas?
Creo recapacitar que hace más de 60 primaveras que tuve la primera en mis manos y supe que sería la primera de muchas. No puedo decirte cómo la conseguí, han pasado muchos primaveras, muchos lugares y muchas compras, pero sí que la remembranza con cariño. Es la que llamo número 1 y está en una de las vitrinas de la exposición contemporáneo.
¿La primera de cuántas estamos hablando?
Entre 350 y 400 radios.
¿Todas funcionando?
Todas. Alguna no funciona puntualmente porque tengo que sacarle la lamparón para probar en otra radiodifusión y se me olvida reponerla. Pero es solo cuestión de ponérsela y ya estaría.
¿Cómo hizo para conseguir sumar tantas?
Unas veces comprando en tiendas de antigüedades, a gentío que sabía que tenía en sus casas, otras veces intercambiando, y muchas de ellas en la basura. Hace muchos primaveras cuando en Vilar de Astrés aún dejaban los contenedores de recogida de basura fuera, era raro el día que no pasase por allí y me llevase alguna. Un día incluso llegué a llevarme tres.
¿Cuál es la más antigua y hasta que año son las radios de su colección?
La más antigua es de 1924 y las más recientes rodeando de los primaveras 60, momento en que empezaron a asistir los transistores.
Incluso podemos ver alguna radiodifusión de galena. Cuéntenos.
La galena es el receptor más sencillo que ha existido y que a pesar de los primaveras transcurridos desde su origen, todavía se sigue experimentando con ella. Se proxenetismo de un receptor de radiodifusión que utiliza un cristal semiconductor de sulfuro de plomo para discernir las señales de radiodifusión de AM. Entre las ventajas de este receptor destaca que no requiere de una fuente de nutriente para que funcione, ya que toma la energía de las ondas electromagnéticas que entran por la antena.
Y una de ellas se montaba en Ourense.
La A.N.F.E.R que se montaban en Ourense y llegaban a toda España desde aquí.
¿Hay alguna que le haya quedado la espinita de no ocurrir podido conseguir?
No. Si no se puede, no se puede. Hay gentío que igual pedía demasiado por una radiodifusión cuando la tenía abandonada y estropeándose. Pero baste que determinado se interese por ella para que piensen que tiene un reservas. En otras ocasiones, me gustaba algún maniquí, pero estaba tan estropeado o con defectos que era consciente de que no podría arreglarlo nunca.
A sus manos no llegan de la modo que podemos verlas en la exposición.
Para mínimo. Algunas llegan verdaderamente destrozadas. Con la polilla carcomiendo la madera, con error de piezas o estropeadas.
Y en ese momento…
En ese momento empieza mi trabajo de recuperación hasta que las dejo en valentísimo estado y funcionando.
¿Cuáles son los primeros pasos?
Primero desmontarla y luego es esencial tratar la carcoma, que es capaz de invadir tu propia casa. Para ello, lo mejor, más allá de los productos químicos, es meter la madera en el congelador. Las bajas temperaturas son capaces de matar con toda ella.
A la hora de arreglarlas, ¿cómo es el trabajo?
Hace error mucho cuidado. Hay cosas que se ven a simple vistas y otras es cuestión de ir probando. Esencial es tener las lámparas de repuesto, que no es liviana. Antaño existían en el mercado muchas de diferentes tamaños, formas, zócalos y colores. De ellas se habían hechos muchos modelos, tanto de recibimiento como de transmisión, existiendo infinidad de marcas en todo el mundo. Ahora se pueden encontrar muchas, curiosamente, en Argentina y en Tampa, Arizona. Reminiscencia una vez que entre tres, compramos en Argentina 600.000 pesetas (poco más de 3.600 euros) en lámparas para tener almacenados recambios.
¿Es muy costosa la reparación?
En caudillo, sí. Date cuenta que hay casos en los que una lamparón cuesta 1.000 euros y son necesarias reducido 5. Haz cuentas. Y súmale algún componente más y el tiempo que inviertes en que acabe funcionando… Puede asistir a implicar finalmente 7000 u 8000 euros. Cuando la radiodifusión en sí, por lo caudillo, no tiene tanto valía.
Pero está el valía sentimental…
Ese no se paga. No podría decirte de una más exclusivo que otra porque todas las que han pasado por mis manos y acaban funcionando dejan en mí una profunda satisfacción. Adicionalmente, pensar en quién pudo utilizar esa radiodifusión, otra vida, otros momentos, esa nostalgia… si las radios pudiesen platicar… serían testigos de muchas historias.
¿Alguna radiodifusión con sucedido?
Una de ellas viene de un campamento de la misma selva de Angola. Era de un maquis, y la usaban para enterarse de las parte. Y, por casualidades de la vida, acabó en mis manos.
Tengo que preguntarle cómo hace para tener guardadas tantas radios.
En el pueblo tengo sitio suficiente… y menos mal. Incluso mi taller donde paso horas desde la mañana a la incertidumbre. Montando, desmontando, buscando repuestos…
Personalmente, ¿qué le aporta esta colección?
Es una gran satisfacción recolectar una radiodifusión vieja y obtener que se ponga en funcionamiento, que va delante. Más allá de que el sonido sea mejor o peor, es el hecho de que funcione. Adicionalmente, es mi veterano hobby, la forma de entretenerme.
Cierto es que no hemos hablamos de los motivos que le llevaron a coleccionar radios.
Yo sabía que si no me moría ayer, a la hora de jubilarme iba a precisar estar entretenido con poco, si no, sí que me moría. Y aquí estoy. Acostándome por las noches ya pensando en qué hacer con la radiodifusión que dejé a medias en el taller el día posterior.
Ahora los diales se alejan mucho de los aparatos de su colección, ¿qué opina?
Que es una pena. Ahora parece que todo está inventado. Pero igualmente creo que si la gentío damisela descubriera lo que esconden estas radios antiguas, sería más liviana que se interesasen por ellas. Fueron hechas en un momento en que cualquier avance era un gran paso, por muy sencillas que fuesen, y que tenían sus complicaciones para llevarlas delante. Era todo un mérito.
¿No ha pensado en aclarar un museo?
Alguna vez sí que lo hemos pensado e incluso me lo aconsejaron. Pero tengo que ponerme a ello e intentar darle un espacio para que este donación quede recogido.