Mireia Belmonte tiene sucesora: Laura Cabanes


Laura Cabanes Garzas (Daimiel, 2006) confiesa que hace tres veranos, cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Tokio, trasnochaba para ver competir a Mireia Belmonte. La manchega era entonces una señorita promesa y ahora, a sus 18 primaveras, ya es una ingenuidad que apetito a la mejor nadadora española de la historia. Lo consiguió la semana pasada en las piscinas de Son Hugo, en Palma de Mallorca, donde se proclamó campeona franquista en los 400 metros estilos y los 200 palomilla.

En ambas pruebas, y incluso en los 200 estilos, se quedó muy cerca de conquistar la mínima olímpica y el pasaporte a París. «Era cumplir un sueño, una ilusión, lo más a lo que un deportista puede aspirar», dice a torrevieja news today en conversación telefónica desde la isla. Allí estará concentrada hasta alucinar a Vilna, renta de Lituania, para el Europeo júnior que se disputa del 2 al 7 de julio.

De Mireia, asegura que «sigue siendo un ejemplo», a pesar de que la de Badalona no ha conseguido la clasificación para sus quintos Juegos por una laceración en el hombro derecho, lo que le ha impedido entrenar con normalidad, insólito de actividades básicas como peinarse o conducir.

Laura desvela que la conoció hace dos primaveras, en el podio de un campeonato de España precisamente, con Mireia en lo más stop y ella, siendo una adolescente, tercera.

Sin retención, ahora han cambiado las tornas. En ‘Son Hugo’, Laura venció en los 400 estilos con 4:39.99, rebajando en más de seis segundos su mejor marca y a menos de segundo y medio de la mínima olímpica (4:38.53). Segunda fue Alba Vázquez, con 4:40.39 y tercera, Mireia, con 4:49.08.

Mientras, en los 200 palomilla, la nadadora de Daimiel se impuso con un crono de 2:09.03, a seis décimas exactas de la mínima olímpica (2:08.43). Segunda y tercera en meta fueron Paula Juste (2:09.50) y Julia Pujadas (2:10.40). En esta prueba explica que le ha faltado «entrenamiento» al más stop nivel; «al final, llevo sólo dos primaveras en el CAR (Centro de Parada Rendimiento) de Madrid». Así pues, necesita acumular «más experiencia» y afinar «pequeños detalles», como «mejorar el subacuático» o el «segundo 100, que es el que más me cuesta».

Asimismo, compitió en los 200 estilos y en los 100 palomilla con grandes resultados. En la primera prueba prefirió nadar la final júnior para tener más tiempo de alivio y su marca (2:12.28) siquiera anduvo allí de la dichosa mínima olímpica (fijada en 2:11.47; esto es, a 81 centésimas). Y en los 100 palomilla hizo 59.31, récord franquista para su tiempo, y luego renunció a la final por el mismo motivo: se veía más capaz en otras especialidades.

Eso lo hará incluso en Lituania. Aunque está clasificada para las cuatro pruebas, lo razonable es que rechazo al menos una y, en ese caso, incluso serían los 100 palomilla. El objetivo en las otras tres está claro: «Intentar conquistar medalla».

A las ocho al agua

La buceo no es uno de los deportes en los que más brilla España. A los Juegos de París al punto que irán 16 seleccionados (nueve hombres y siete mujeres) y la parte nadará solamente relevos.

Laura empezó «más en serio» a los ocho primaveras en el CN Daimiel y desde hace dos desarrolla su talento en el CAR de Madrid. Su rutina, de lunes a sábado, pasa por levantarse a las siete de la mañana, calentar a las siete y media y lanzarse al agua a las ocho. Encima, hay tres días (lunes, miércoles y viernes) en los que incluso se tira a la piscina por la tarde. Al solaparse las concentraciones y las competiciones, al pueblo vuelve cada dos meses.

Su exigencia es tal que este año le tocaba la EvAU, pero decidió partir 2º de Bachillerato en dos cursos porque «me gusta estudiar para nota y el año pasado me agobié mucho y sufrí estrés». De ahí que, tras el Europeo júnior, se tomará un muy digno «alivio físico y mental».

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