Quiero pasar mi futuro rodeado de animales


Con la venida del verano las aulas de colegios, institutos y universidades de todo el país se vacían. Pero en esta particular escuela de Santiso (A Coruña), la formación no puede detenerse: sus alumnos se están preparando para ser ganaderos, un trabajo que requiere mucha atención y, todavía, cada vez más preparación.

Lo sabe admisiblemente David Mejuto, un novicio de 20 primaveras al que las horas en la rancho se le pasan más rápido que a otros estudiantes: “Es un trabajo que requiere mucho sacrificio, pero tengo claro que es lo que más me gusta“. A posteriori de intentarlo en un ciclo de mecánica en la ciudad de A Coruña, decidió cambiar de aires y probar con este Ciclo Superior Dual de Cabaña que ofrece el IES de Melide.

“Lo de los animales me viene desde impulsivo”, reconoce el novicio. Ya desde pequeño tuvo claro que su futuro estaría vinculado al campo y al sector primario. A pesar de ello, hubo momentos de dudas, sobre todo en la primera parte del curso (la más teórica): “No acababa de estar seguro”.

Sin dudas gracias a las prácticas

La certeza morapio cuando empezó sus prácticas: “Mis dudas se extinguieron y ahora tengo claro que quiero dedicarme a esto el día de mañana”.

Lo que más le gusta es la cuestión de la reproducción. “Conocer cuáles son los pasos a seguir, las horas a las que hay que pinchar a las vacas, retener el momento inmejorable para inseminarlas”, son algunas de las cuestiones que más llaman su atención.

Le resulta interesante todavía la genética: descubrir cómo mejorar la productividad y la fortaleza biológica de las reses. Pero lo que más ansía David es “poder tener mi propia explotación de bóvido de cuajo“. Tiene claro que, para ello, será necesario “trabajo y esfuerzo”, aunque no duda que llegará a conseguirlo.

Filántropo para las empresas

Alumnos como él desarrollan sus prácticas en granjas como la SAT Vilasar, en donde trabaja Soledad Agra. Con orgullo, dice estar encantada con jóvenes ganaderos como David: “Son alumnos interesados, con ganas de trabajar y se ve que les gustan mucho los animales”.

El mensaje que lanzan desde Santiso se puede descontextualizar a todo el rural gachupin. “Queremos que haya parentela que siga trabajando en el campo, en el rural, y que siga cuidando de todo esto”, dice Soledad. Es por ello, en definitiva, que la preparación de los futuros ganaderos es esencial para abastecer con vida al rural.

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