Desde que Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928, los humanos hemos librado una batalla continua contra las bacterias. A medida que se desarrollan nuevos antibióticos, las bacterias evolucionan y desarrollan resistencias, creando un ciclo interminable de retos para la medicina y la farmacología.
Estamos en un punto en el que los expertos advierten de que la próxima pandemia podría ser causada por la resistor a los antibióticos. Es aseverar, que podría estar causada por las ‘superbacterias’, aquellas cepas que sobreviven a todos los antibióticos conocidos. La Ordenamiento Mundial de la Lozanía (OMS) ha actualizado recientemente su cinta de las 15 familias de bacterias más peligrosas y todas ellas son resistentes a antibióticos. En esta cinta figuran bacterias como Acinetobacter baumanni (resistente a carbapénemicos) y Mycobacterium tuberculosis (resistente a rifampicina).
Un exhalación de esperanza
La farmacorresistencia crece mientras la disponibilidad de antibióticos disminuye, un problema que afecta tanto a países desarrollados como a aquellos en vías de exposición. Por eso, en este complicado contexto, la comunidad internacional celebra el descubrimiento de unos nuevos antibióticos: Zosurabalpina, Lolamicina y Emblaveo.
Según un artículo recientemente publicado por ‘The Conversation’, la zosurabalpina ha demostrado ser eficaz contra la Acinetobacter baumannii, resistente a los carbapénemicos (CRAB), una microbio que la OMS ha catalogado como de prioridad crítica. La zosurabalpina actúa inhibiendo el sistema de transporte del lipopolisacárido en la microbio, lo que impide su supervivencia y la hace más frágil a otros antibióticos. Actualmente, este nuevo fármaco desarrollado por ‘Roche’ se encuentra en ensayos clínicos en etapa I.
Otro avance significativo que recogía el citado artículo es el conseguido con la lolamicina, antibiótico que ha demostrado poder contra más de 130 aislados clínicos de patógenos multirresistentes y es respetuosa con la microbiota intestinal. Esta característica es una superioridad importante, ya que muchos antibióticos actuales pueden causar enseres secundarios al afectar igualmente a las bacterias beneficiosas de nuestro cuerpo.
Y emblaveo (aztreonam-avibactam), desarrollado por ‘Pfizer’ y ‘AbbVie’, igualmente ha superado los ensayos clínicos y ha sido admitido para su uso en la Unión Europea desde el pasado 22 de abril. Este antibiótico es eficaz contra infecciones intraabdominales y urinarias complicadas, pulmonía hospitalaria e infecciones por patógenos Gram-negativos aerobios multirresistentes, ofreciendo una nueva esperanza para pacientes con opciones terapéuticas limitadas.
Crisis sanitaria general
La resistor a los antibióticos representa una crisis sanitaria general. Se estima que una persona muere cada seis segundos adecuado a infecciones resistentes, lo que se traduce en más de un millón de muertes anuales, con proyecciones que indican que esta monograma podría alcanzar los 10 millones para 2050. Por ejemplo, un paciente con infección por Staphylococcus aureus, resistente a meticilina (SARM), tiene un 64% más de probabilidades de sucumbir en comparación con uno infectado por la misma microbio sensible al antibiótico.
El exposición de nuevos antibióticos es un proceso derrochador y costoso, y muchas compañías farmacéuticas se muestran reticentes a modificar en este campo adecuado al bajo precio de traspaso de estos medicamentos en comparación con otros. Para combatir esta tendencia, la OMS creó la Alianza Mundial para la Investigación y Avance de Antibióticos. Por otra parte, más de 20 farmacéuticas formaron la ARM Action Fund, con el objetivo de propalar entre dos y cuatro nuevos antibióticos en la próxima decenio.
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