El color azur es el más temido por algunos pasajeros que llegan al aeropuerto de Madrid-Barajas. Es el color que aparece en el reactivo usado por la Guarda Civil para determinar si una sustancia blanca en polvo es cocaína. El azur es el color que ven esos pasajeros antiguamente de entrar en el calabozo, paso previo a su ingreso en prisión. En los seis primeros meses de este año, la Guarda Civil ha interceptado en el aeropuerto madrileño 3,77 toneladas de cocaína. La signo cobra distinto relevancia si la comparamos con los 870 kilos intervenidos en el mismo periodo de 2023.
En un año, las incautaciones de cocaína en Barajas se han incrementado un 300%. Es difícil entender si ese aumento argumenta a una anciano operatividad policial o a un incremento del tráfico de drogas en este aeropuerto. Porque lo que nunca figurará en las estadísticas, por razones obvias, es la cantidad de droga que sí logra entrar en España, sea por el aeropuerto o por cualquier otro camino. Y no sólo es cocaína lo que entra por Barajas. Incluso mariguana, MDMA y ayahuasca. Y todas han aumentado en esta primera fracción de 2024 hasta demorar a un total de cuatro toneladas y media de estupefacientes intervenidas por los agentes de la Dispositivo Fiscal y de Fronteras de la Comandancia de Madrid de la Guarda Civil.
Vuelos calientes
La anciano parte de esa droga procedía de Sudamérica. En el caso de la cocaína, los agentes están especialmente atentos a los vuelos procedentes de Perú, Colombia y República Dominicana. En esas rutas llegó la fracción de las 243 incautaciones de cocaína en ese periodo. Pero en el caso del MDMA, el éxtasis. las miradas de los guardias se fijan más en los aviones que llegan desde México. De esta droga sintética se han intervenido de enero a junio 65 kilos, un 72% más que en el mismo periodo del año pasado. Los 207 kilos de mariguana suponen un incremento del 30%.
Incluso crece de forma llamativa una droga cada vez más presente, la ayahuasca. Es un narcótico de origen vegetal con potentes mercadería alucinógenos, muy vinculada en su origen a rituales chamánicos entre las poblaciones indígenas en estos países. Fueron sólo 33 kilos de ayahuasca los que ha conseguido intervenir la Guarda Civil en el aeropuerto de Madrid, pero esa signo supone un incremento de un 300 por ciento respecto al año antedicho. Quizá porque muchas personas traen ayahuasca sin ser plenamente conscientes de su ilicitud. Entre enero y junio la Guarda Civil le puso los hierros en Barajas a 322 personas. La mayoría, 235, eran hombres.
Droga en maletas
Ver por las terminales de Barajas a un viajero arrastrando su maleta y escoltado por dos guardias civiles es la imagen más habitual vinculada al tráfico de drogas. El 60% de los estupefacientes intervenidos eran transportados en maletas como equipaje facturado. La experiencia de los agentes es fundamental para detectar cosas que los demás no vemos cuando una maleta pasa por un escáner. Porque la droga no sólo puede demorar en un doble fondo, además en aerosoles, latas de refresco, figuras de artesanía…
Incluso en el propio cuerpo del viajero, del “cuentista”. Sigue siendo así en el 20% de los casos, según los datos de la Comandancia de la Guarda Civil de Madrid. En otros casos, los menos, la droga llega adherida al cuerpo del pasajero o pasajera, o en el equipaje de mano. Aquí el ojo del agente antidroga además es importante. La psicología es traicionera y el comportamiento de quienes traen la droga muchas veces les delata. Más aún cuanto más novatos son. Siempre quedará la sospecha de si, en muchos casos, son ganchos para atraer la atención policial mientras traficantes más experimentados pasan con relativa tranquilidad.
Empleados cómplices
Hay otros intentos más sofisticados para introducir la droga por el aeropuerto de Barajas. Y en más de una ocasión suele implicar la complicidad de empleados de empresas que operan en el aeropuerto. En uno de los operativos desarrollados por la Guarda Civil se localizaron varias maletas facturadas conteniendo cada una más de 50 kilos de cocaína. Los narcos contaban con la supuesta colaboración de trabajadores del aeropuerto que facilitaban las salida de esas maletas. Incluso ocurrió en la anciano incautación de cocaína. El pasado mes de abril, la convocatoria “operación Achiote” permitió intervenir 1.800 kilos de esa droga. Llegaba mezclada con distintas especias para intentar dificultar su detección y llegó como carga aérea.
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