Un juez ordena indemnizar con 90.000 euros a una polica por el acoso laboral de su superior y un subordinado


El Juzgado de lo Social número 4 de Puerto del Rosario (Fuerteventura) ha condenado a una policía a indemnizar con 90.000 euros el acoso laboral que sufrió por parte de su superior directo y de una subordinada, lo que le llevó a convertirse en degradado en sus funciones.

En una sentencia, a la que ha tenido acceso torrevieja news today, el juez estima “sustancialmente” la demanda interpuesta por la mujer -representada por Juan Antonio Frago, fiscal excedente y socia de Frago&Suarez Abogados Penalistas- contra los otros dos policías, declarando que violaron sus derechos fundamentales a la integridad física y moral y a la igualdad y no discriminación por razón de sexohaber “sufrido acoso laboral continuado”.

También señala que “está claro” que “la administración demandada” –el Cuerpo Nacional de Policía- “ha fracasado claramente al momento de evitar que la demandante quede expuesta a la situación de acoso laboral que ha quedado acreditada”, por lo que condena a los tres a responder solidariamente por la indemnización fijada.

Según el relato de hechos probados, los problemas comenzaron cuando la policía aterrizó en la oficina de expedición de DNI y Pasaportes de la localidad canaria de Tuineje. Por su categoría profesional ocupó el cargo de jefe del grupo operativo, lo que supuso relevar al colega -de nivel inferior- que venía desempeñando las funciones de responsable hasta ese momento, dependientes ambos del secretario general de la Comisaria Local. del Puerto. Rosario.

Las primeras denuncias surgieron en el segundo semestre de 2020, cuando La pareja trasladó a su jefe que “tuvo problemas” con ella porque “emitía poco y se dedicaba a pasear por la UED (Unidad de Extranjería y Documentación) asumiendo la mayor carga de trabajo” y otro policía que trabajaba en esa oficina. A raíz de ello, el secretario general de Puerto del Rosario pidió “un reparto más equitativo”. En respuesta, la policía invirtió los papeles de sus dos subordinados.

A partir de ese momento se produjeron una serie de correos electrónicos y llamadas telefónicas entre los policías y su jefe en los que pedían explicaciones y daban cuenta de los objetivos marcados y de las incidencias en la UED.

“Como responsable de esa UED para la categoría que ostenta También se espera promover el buen ambiente de trabajo, el compañerismo y la solución de los problemas diarios que se presenten. (…) Utilizar el sentido común para la plena satisfacción del ciudadano y de sus compañeros”, le decía el secretario general en uno de esos ’emails’.

Dos víctimas en la oficina

En junio de 2021, el policía llamó al secretario general “llorando, diciéndole que no podía más y aduciendo motivos laborales”. Tras acudir a un psicólogo de la Policía Nacional, acabó tomando la baja por un “trastorno de ansiedad generalizada”, alegando “un sentimiento de hostilidad hacia él por parte del mando”. En concreto, denunció “sobrecarga de trabajo por el injusto reparto de tareas”, que se sentía “vigilado/bloqueado en el desempeño de su trabajo” y que eso le hacía “vacío”.

Ante su reintegro, en noviembre de ese año, expresó verbalmente al Secretario General su “sensación de ansiedad por tener que volver a trabajar codo con codo” con ella. Ese mismo día, el jefe le envió un correo electrónico donde le anunciaba que a partir de ese momento “ella sería la “Encargado de los trámites y emisión de documentos españoles”. Posteriormente, el policía empezó a fichar como “jefe accidental” de la UED.

En este contexto, se produjo una conversación telefónica en la que Se quejó de que la habían degradado de categoría, a lo que el secretario general respondió: “Usted es un líder de equipo en la categoría y en el trabajo, pero es un expedidor”. Él le dio la única alternativa para postularse a otro trabajo.

En consecuencia, acudió al superior de su jefe y le informó verbalmente, “sin implicar nominalmente a ninguna persona concreta, que había visto ‘sobres’ circulando por la UED de Tuineje, a lo que él respondió que sin pruebas al respecto no podría iniciar cualquier investigación.”

Posteriormente, mientras estaba de vacaciones de Navidad, el secretario general dio la orden de que la otra compañera se instalara “permanentemente” en el único despacho privado de la UED y que hasta entonces estaba ocupado por la policía, quedando esta relegado a “la sala de envío”.

Como están las cosas, El agente también acabó pidiendo una excedencia en febrero de 2022 por “trastorno mixto ansioso-depresivo”.. El informe de prevención de riesgos laborales encargado por el propio secretario general tras las dos bajas reflejaba que los conflictos entre el personal eran “frecuentes y claramente manifestados”.

Con perspectiva de género

Para el juez, “el núcleo de este procedimiento se centra, por tanto, en determinar si la demandante fue degradada en sus funciones” y, “sobre todo, si se actuó sobre su dignidad” cuando fue destituida del cargo.

El magistrado no tiene dudas de que así fue porque “el Cuerpo Nacional de Policía es estrictamente jerárquico” y Ella era la de mayor categoría profesional y, por tanto, la que asumía el cargo de líder del equipo.. Su pareja era “perfectamente consciente” de que ella era “su superior inmediata”, afirmó.

Culpa a los dos policías del acoso porque la colega “es originalmente quien comenzó a difundir (y continúa difundiendo incluso después de su baja médica) las acusaciones en el lugar de trabajo contra la demandante (ninguna de las cuales ha sido probada)”. , mientras el jefe le avala con sus decisiones.

Asimismo, el juez indica que “La perspectiva de género no puede dejarse de lado en este caso”más aún “en un cuerpo todavía hoy muy masculinizado como es la Policía Nacional (12% mujeres en 2021 y 16,78% en 2022 si nos fijamos en las estadísticas oficiales)”.

“Nos encontramos “La persona acosada es una mujer y los acosadores son hombres.”subraya el juez, precisando que “la situación de acoso comienza desde el inferior jerárquico a la demandante, que no está satisfecha con la forma en que desempeña la dirección del cargo”, pero “a partir de ese inicio la situación de acoso pasa al superior jerárquico del demandante, también hombre.

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