«Un clan de independientes promueve una plataforma de apoyo al president de la Generalitat, Ximo Puig. El objetivo es ampliar la saco social en torno al líder del PSPV para que se mantenga durante un tercer mandato al frente del Consell. Se manejo de reivindicar la figura de Puig como representante de la «centralidad política» tras sus ocho primaveras en el Palau e intentar que mejore incluso los resultados de 2019.» Las líneas precedentes son las que encabezaban una mensaje publicada en Oriente-EMV el 16 de febrero del pasado año, firmada por Alfonso Garcia.
En la misma información se daba cuenta de que «el clan promotor está formado por Alicia Andújar, excoordinadora de UPyD; Lluís Bertomeu, que ocupó puestos en la Compañía con el PP y ahora está en Demòcrates Valencians…» A la tino del recuento electoral de las elecciones autonómicas del mes de mayo del 2023, la influencia del clan independiente, que a no dudar debió ser importante, no fue lo suficiente para contrarrestar los votos de quienes se decantaron por el desalojo de Ximo Puig y sus coaligados botánicos. Tres meses luego de propagar el manifiesto de independientes, las urnas fueron determinantes y la frondosa arboleda del Botànic demostró ser de hoja caduca.
Los firmantes de la proclama ximista lo hicieron, no cerca de mantener duda alguna –o sí- desde su independencia, según se hacía constar de modo claro a la hora de pedir a otros paisanos el respaldo a Puig. Vehemencia la atención -en este caso procede añadir lo de poderosamente- que no habiéndose cumplido un mes de esa confesión de independencia y solicitud de voto, cuando el 12 de marzo el PSPV-PSOE da a conocer sus candidaturas a las Cortes Valencianas, apareciese el nombre de Alicia Andújar en el número 12 por Valencia, sin la coletilla «independiente», por lo que cerca de deducir que en un plis plas había dejado de serlo .
Si la dirección del socialismo valenciano dispone de más tiempo que el necesario para aplacar a levantiscos y apagar los conatos de incendio provocados por Carlos Fernández Bielsa y otros pirómanos fijos discontinuos, habrá reparado en que el fichaje de la letrada Andújar no ha sido estéril para su causa. La vehemencia con que se desenvuelve en las Cortes, defendiendo las argumento y postulados de su nuevo partido, dan pie a pensar si no estará tratando de difuminar su pasado, de modo que ningún colega de su bancada pueda tacharla de parvenu.
Pasión que además trasmite cuando está delante de las cámaras, en programas como El Faro de la 8 TV Mediterráneo, en que no pierde ocasión de arremeter contra el gobierno presidido por Carlos Mazón. A querella de politólogos que estudian casos de súbita re/conversión consideran que suceder de la independencia a encargarse las argumento del sanchismo, puede deberse a una revelación de la verdad monclovita que ha contrario demarcación abonado en donde nacer. Y hacerlo con la fuerza del converso. O conversa. Como tantos otros que negaron la constitucionalidad de la remisión, comenzando por el propio Pedro Sánchez y todos sus ministros, hasta suceder a justificarla con la pasión y pulsión de quien está defendiendo su puesto de trabajo, que ese es, en definitiva, el caso.
La remisión puede ser el caso más paradigmático de radical cambio de opinión. Hay que inspeccionar a Pedro Sánchez, adecuadamente asesorado como está y más que lo estará porque la sueldo de consejeros no deja de crecer, su capacidad para proponer una cosa y su contraria sin siquiera dejar una confusión de por medio. Como miles de miembros, miembras y miembres de la sueldo socialista, Alicia Andújar además defiende ahora esa medida de misericordia con el mismo ardor que ayer su independencia.
Como ayer en el tiempo defendió los postulados del partido de Rosa Díez, la UPyD, y más recientemente de Ciudadanos, formaciones políticas de dejaron de tener interés para la señora Andújar a la par que perdían votos y desaparecían las posibilidades de que ambas propuestas, que merecieron mejor mandato y suerte, tocasen poder.
La independencia puede ser como la acné. Que desaparece con el tiempo, con un buen tratamiento dermatológico, o con la promesa de un cargo en la compañía.