«Coger el toro por los cuernos» y dar un enfoque «transversal» a las políticas demográficas, que «no se limiten a los fondos de cohesión», sino que esta perspectiva «esté inserta en todas las acciones de la UE». Es el propaganda que lanzó ayer en Bruselas -en una sesión de grupos de interés en el Comité Europeo de las Regiones para determinar el opinión sobre la problemática que se presentará al próximo ejecutor comunitario- el mentor de Medio Hábitat, Vivienda y Colocación del Circunscripción, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que ejerce de coordinador de la Red de Regiones con Desafíos Demográficos y coordina Castilla y Bizarro. Formada por 35 territorios de siete países (Alemania, Eslovaquia, España, Francia, Italia, Suecia y Polonia) conforman «un lobby», un especie de presión para «determinar un cambio».
«Es un contienda que tiene Castilla y Bizarro pero un contienda que tiene toda la Europa interior», señaló Quiñones, que aludió a que en, al menos, quince países tienen un «importante y serio problema de despoblación». «Esto no es nadie nuevo», advirtió, pero en «ocho abriles no hemos reformista demasiado». De ahí, expuso, la «la menester de hacer cambios» y que «toda la financiación de la Unión Europea» contemple esta circunstancia. «En transportes, en exposición rural, en digitalización… y no sólo y meramente en la política de cohesión territorial». «Se tiene que aceptar un cambio político».
Castilla y Bizarro «es una adelantada en políticas de despoblación», dijo. Tras encadenar «muchos» abriles de sangría «hemos conseguido volver ese ritmo y desde el año 2022, vamos creciendo», señaló Quiñones, quien atribuyó esa tendencia a «nuestras políticas en educación, sanidad, servicios sociales, infraestructuras, vivienda o apego de talento». Las mismas, añadió, hacen que «vayamos adquiriendo nuevos moradores que compensan la desprecio demografía y la ingreso mortalidad».