Relanzar la figura de Luis Tristán, pero no solamente como discípulo aventajado de El Greco, sino como uno de los artistas más destacados que contribuyó a la aparición del Naturismo barroco a Toledo y a España. ‘Entre lo divino y lo humano’ es el nombre de la exposición con la que el Museo del Greco conmemora el IV Centenario del fallecimiento de Luis Tristán, muestra que se puede revistar hasta el 10 de noviembre.
La directora del Museo del Greco, Rosa Becerril, considera que es una buena oportunidad para conocer a este pintor a través de las 18 obras -entre pintura, escultura y dibujo-, cedidas por nueve instituciones y que se exponen en dos salas, contiguo a piezas del Greco, que permite conocer el enviado de Tristán, desde Roma a Toledo durante la primera parte del siglo XVII.
Becerril afirma que Tristán trasciende a su músico, el pintor cretense «consiguiendo un estilo particular, aunque su deuda con la obra de El Greco, es indudable y no se puede desmentir», afirma la directora. «Es un cómico que bebe de otras fuentes. Viajó a Roma y supuso la entrada al Barroco naturismo en la ciudad».
Pintor fundamental
La muestra -explica Becerril-, comenzó a gestarse hace un año y ahora están trabajando en un catálogo que se presentará ayer de que finalice la muestra, así como unas jornadas sobre la figura del pintor, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha para el mes de noviembre. «Hemos querido darle el circunstancia que le corresponde. Fue un pintor fundamental y su obra es sublime y bellísima y marcó el estilo de la escuela toledana», recuerda.
La directora agradece la colaboración de las instituciones. Destacan ‘La adoración de los pastores’, que ha prestado el Museo Fitzwilliam de Cambridge; ‘San José’, de la parroquia de San Nicolás de Bari; ‘San Sebastián’, de la parroquia de Santa María la Veterano de Talavera de la Reina; el Museo Doméstico del Prado ha cedido cuatro obras: ‘Santa Mónica’, ‘María Desconsolada’, ‘Carmelita’ y ‘La última cena’, que se quedará por dos primaveras.
La Biblioteca Doméstico ha contribuido con dos dibujos, concretamente dos desnudos masculinos y la catedral de Toledo y el arzobispado han prestado varios lienzos: ‘San Jerónimo en su estudio’, ‘San Sebastián’, ‘San Miguel Arcángel’, entre otros.
Aprendiz del Greco
Por su parte, la comisaria de la exposición, Carolina Tobella, se refiere a las influencias artísticas que Luis Tristán tuvo a lo dilatado de su corta vida –falleció con 38 primaveras, en 1624, solo diez primaveras posteriormente que su músico El Greco-, aunque no se desconoce dónde nació.
Algunas de las obras que el Museo del Greco ha reunido para la exposición ‘Entre lo divino y lo humano’
Al balbucir de la relación entre Tristán y el pintor heleno, Tobella reconoce que no se sabe con exactitud cuándo comenzó. «Cuando Tristán empieza a interesarse por la pintura, la escuela más importante que había en Toledo era el taller de El Greco», recuerda, para incidir en que Tristán tuvo suerte de entrar a trabajar como aprendiz con el pintor cretense, poco que se supone ocurrió allá por 1603. «Está con él hasta el año 1606, porque se supone que viaja a Italia», recuerda.
La comisaria y restauradora se refiere a la temática religiosa de Tristán, aunque en esta muestra se pueden ver otros estilos. Por ejemplo, se refiere a ‘La última cena’, cuadro que incluye un cantina. «A Tristán le encargaban bodegones y naturalezas muertas, muchos de los cuales están presentes en sus cuadros religiosos», repite.
Finalmente, Carolina Botella anima a los toledanos y visitantes a no perderse «esta maravillosa exposición porque las obras no están asiduamente accesibles al conocido». Cree que es una gran oportunidad para acercarse y descubrir el enviado de un pintor toledano que dejó su impronta, más allá del arte del arte de su músico, El Greco.