El sentimiento de respuesta a la hoja de ruta del Gobierno fue total en la presentación del libro del expresidente del Gobierno
La convocatoria no fue menor y, por tanto, la expectación tampoco fue menor. Si el poder de convocar Felipe González y Alfonso Guerra Tiene ya pocos competidores, la situación política que atraviesa nuestro país convirtió la presentación del libro del exvicepresidente del Gobierno en el punto de encuentro que varias generaciones de socialistas demandaban, y en el que cualquier representante de Ferraz o el parlamentario El grupo brilló por su ausencia. del PSOE. De hecho, el único presidente autonómico que acudió actualmente fue el castellanomanchego, Emiliano García-Page.
La Cátedra Mayor del Ateneo de Madrid ya se había quedado pequeña una hora antes de que comenzara el acto. La sala anexa habilitó aún más para la prensa. Exministros, diputados, presidentes regionales, altos cargos institucionales y diplomáticos cercanos al PSOE clásico y más opuestos al enfoque nacionalista del partido llenaron la sala con un doble propósito: presenciar el “histórico” reencuentro casi ceremonial entre Guerra y González tres décadas después y mostrar cuántas “coincidencias” existen contra el rumbo del aparato del partido, en momentos en que la dirección los acusa de haber orquestado un complot contra Pedro Sánchez. Nicolás RedondoExpulsado la semana pasada por sus críticas a la amnistía, recibió la primera ovación de la tarde al entrar en la sala.
La sensación de respuesta a la hoja de ruta del Gobierno fue total porque la amnistía y el referéndum llevaban flotando en el aire desde media tarde. Emiliano García-Page y J.Avier Lambán, los dos barones más críticos con el sanchismo, confirmaron las sospechas cuando paralelamente aparecieron en la plaza de las Cortes y se dirigieron con fuerza por la accidentada calle del Prado. Las cámaras y micrófonos se acercaron a ellos a mitad de camino. Y, casi como telonero de lo que estaba por venir, abrieron el grifo que desembocaba en una cascada minutos después en el escenario: “Cada vez que ha habido algún tipo de polémica en España, el PSOE ha sufrido”, advirtió Page para exigir que se debe abrir un debate en el partido sobre el encaje de la amnistía: “A ver si sólo Puigdemont podrá hablar”.
Pero ya ha avanzado que si la medida sale adelante con el voto de sus beneficiarios, es decir, del independentismo, “carece de fundamento moral”. Page, que salió de su audiencia con Felipe VI, achacó “a las circunstancias” la reconciliación entre Guerra y González. Y aprovechó su posición como principal barón territorial para lanzar un dardo a Ferraz: “Tengo mayoría absoluta por lo que pienso”.
Hacía mucho tiempo que los grupos no simbolizaban tanto como esta tarde en el Ateneo. Guerra y González, quienes fueron presentados como los inseparables “Starsky y Hutch”, recibieron a los invitados en una pequeña oficina por la que pasaron muchas de las personalidades. De ahí Page, Lambán y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de Extremadura, entre otros. Fueron varios de los ministros en los que más confiaron el autor del libro y González: José Barrionuevo, José Luis Corcuera, Virgilio Zapatero. También Juan Barrancoquien fue alcalde de Madrid. Adolfo Suárez Illanaex del PP, y Antonio Miguel CarmonaEl exdiputado regional del PSOE, también intercambió sensaciones antes del inicio.
“Son absolutamente irrefutables”, concluyó Lambán antes siquiera de escuchar la intervención del exvicepresidente y expresidente del Gobierno. Cuando Guerra exigió a Sánchez -al que consideraba “desleal” y “disidente”- que no ejecutara la amnistía, los aplausos llegaron hasta la sala de prensa, donde también se dieron cita invitados, asistentes y otras personalidades importantes, como el expresidente valenciano. Joan Lerma.