El marco Montilla-Moriles espera una mejor cosecha aunque las hectáreas cultivadas siguen bajando


Faltan pocas semanas para el aparición de la vendimia en la zona de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, una vez más el sello geográfico vitivinicultor que inicia en primer circunscripción la casa recoleta de la uva en Europa.

Tanto el Consejo Regulador, como Asaja y representantes de las bodegas consultados por torrevieja news today coincidieron en señalar que la cosecha final que se conocerá a finales de septiembre será poco superior a la de la campaña pasada, aunque los niveles de producción continuarán siendo bajos tras un quinquenio de temporadas consecutivas de bajadas de los kilos recolectados en estos viñedos.

Hay que memorar que la vendimia correspondiente al verano de 2023 acabó con la recogida de 26,09 millones de kilos de fruto, lo que supuso una caída interanual de poco más de un 10 por ciento, según los datos facilitados por el organismo directivo del ámbito.

Estas cifras se quedan muy remotamente de la media de la zona productora ubicada en el Sur de Córdoba, que ronda entre los 40 y los 45 millones de kilos. La mejoría que se paciencia este año gracias, en gran parte, a las ingentes lluvias caídas en marzo, no será suficiente para alcanzar estos niveles de normalidad en el ámbito, según los distintos portavoces consultados por este publicación.

El secretario militar del Consejo Regulador de Montilla-Moriles, Enrique Gallardo, detalló que las primeras uvas en la zona comenzarán a recolectarse a finales de julio, un par de semanas a posteriori de lo ocurrido en los últimos ejercicios.

Las primeras variedades que se recolectarán son las correspondientes a los vinos jóvenes, al chardonnay, al verdejo o al moscatel, mientras que, con respecto a la uva más representativa de la DOP, la pedro ximénez (PX), las labores darán sus primeros pasos a lo dispendioso del mes que viene.

Según afirmó el representante del sello geográfico de calidad, «la primavera ha sido infrecuente en lo climatológico, lo que ha ayudado al progreso de la planta y a la pequeño aparición de enfermedades, por lo que nuestra estimación de producción es muy buena, aunque es verdad que la cosecha no será elevada porque venimos de cinco primaveras marcados por la sequía, lo que ha generado un válido estrés hídrico en la vid de la que no se ha recuperado del todo».

No obstante, no se atrevió a dar una sigla concreta porque «episodios como los que se vivieron hace algunos días con caída de pedrea en las explotaciones pueden trastocar todas las previsiones».

Esta vendimia vendrá marcada además, una vez más, por la reducción de la superficie. Las estadísticas oficiales del Consejo Regulador señalan que el año pasado finalizó con una superficie de 4.275 hectáreas, 291 menos que 12 meses antiguamente, lo que supone un descenso superior al 6 por ciento.

Hay que memorar que en la decenio de los primaveras 70 y 80 del siglo pasado el radio sembrada alcanzaba las 20.000 hectáreas. La equivocación de rentabilidad ha provocado que muchos productores apuesten por otros cultivos con mejores perspectivas económicas, como el olivar o el almendro.

Sectorial

Por su parte, el presidente de la Sectorial de la Viñal de Asaja en la provincia de Córdoba, Juan Manuel Centella, coincidió con Gallardo en las expectativas de una decano cosecha de uva respecto a la temporada pasada, aunque advirtió de los daños causados por la decano humedad existente a la hora de no suceder permitido el progreso completo de una parte del fruto y de los pertenencias en algunas plantaciones de las granizadas registradas a finales de junio.

Por todo ello, sus previsiones son que el aumento de la producción no llegará a un 10 por ciento. En cuanto a las lluvias caídas en marzo, señaló que «han servido para enjuagar el campo y no han causado ningún tipo de enfermedades, como es el caso del mildiu, el oidio o la araña roja en la planta». El hecho de que las altas temperaturas hayan tardado en ganar además juega a valimiento de los intereses del viticultor, desde su punto de perspicacia.

El año pasado acabó con una superficie de 4.275 hectáreas, 291 menos que en 2022

En relación al precio que cobre finalmente el agricultor, este dirigente rústico mostró su optimismo porque, «a pesar de que se paciencia una subida, no creemos que sea una gran cosecha, poco que se suma al hecho de que escasamente hay existencias en los mercados y a que la cotización del morapio blanco en toda España está en unos niveles muy interesantes frente al tinto, que está hundido».

El mayor responsable de Bodegas Robles, Francisco Robles, mantiene mejores perspectivas de producción para su firma al augurar que subirá este año entre un 10 y 15 por ciento. «Nuestros viñedos, que son todos en ecológico, han tenido muy buena floración y cuajado, inmediato a las lluvias de Semana Santa, que vinieron de riqueza para que la cosecha en esta ocasión pueda ser decano», según subrayó este directivo. Robles paciencia que «la calidad sea espectacular siempre que no ocurra cero raro» en las semanas que quedan.

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