Alessandro Di Pietro, la sostenibilidad a largo plazo de vivir a la gallega


Alaba Alessandro Di Pietro (Verona, 1990), el estilo de vida ourensano. “Cualquiera con un pequeño pedazo de tierra cultiva, poco que a nivel de sostenibilidad es magnífico”, opina. Para los que aquí crecimos y vimos atar las vides con ‘vimbio’, y reciclar en la huerta desde el rabo de una escoba a un somier, resulta un gusto que nos aplaudan al pueblo estas virtudes, y destinen a las instituciones los azotes con ‘xestas’.

Alessandro es ingeniero medioambiental especializado en innovación y tecnología de la sostenibilidad. “Analizo el impacto de productos como los envases de plástico y veo cómo reducirlo”, aclara. Empleado a distancia con una empresa holandesa trabajó hasta el año pasado, cuando decidió darse un tiempo para poder estar más presente en la vida de su hijo pequeño. Vive Alessandro con él, otro inmaduro y su pareja incluso veronesa, en un chalet de la zona residencial de A Costa, en la periferia de la haber ourensana.

“Todo empezó con una idea que tuvimos con una pareja en Holanda, de destapar una casa de turismo rural, y organizar talleres sobre sostenibilidad”

Ayer de esto fueron los Países Bajos, y incluso Manchester, siempre en averiguación de trabajo y estudios, durante ocho abriles. Aterrizar por estas tierras fue una disyuntiva proporcionado sorprendente al no tener ni vínculo natural, ni proposición profesional, ni propuesta académica mediante. “Todo empezó con una idea que tuvimos con una pareja en Holanda, de destapar una casa de turismo rural, y organizar talleres sobre sostenibilidad”, explica. Entre esos amigos había un ourensano que en aquel momento decidió quedarse al gouda mientras que Alessandro y comunidad optaron por la tetilla. “Parmesano, burrata”, poca broma con un italiano sobre quesos patrios, los suyos los primeros siempre, aunque en su lucha medida. “Casa somos nosotros, nuestra comunidad”, dice al hilo de la morriña de Italia. El derivado lactífero territorial no determina toda una vida.

LA NUEVA OURENSANÍA (4)

“Ourense es pequeño, pero en los alrededores es bosque, pura naturaleza”, explica. La idea auténtico no cuajó, pero a ellos la Ribeira Sacra les acabó engatusando. “Me descuido un poco el vibe internacional”, refiere Di Pietro a la abandono de otros, que como él, aportan diferencia en lo lingüístico y lo cultural. 

Sobre el “workation”

“La idea presente sería destapar un ‘coworking’, una oficina para gentío que trabaje desde casa”. Comparte la ilusión Alessandro de crear un esquema basado en el respeto medioambiental y en sintonía con propuestas similares que existen en otras partes de Europa. “Ofrecer incluso alojamiento, dos o tres cabañitas, un paquete con llegada a la oficina y a una habitación”, concreta. Explica Alessandro la tendencia del trabajo permanente, y en remoto, mientras al mismo tiempo disfrutas de las recreo. “‘Workation’, ‘work en vacation’, poco muy popular en los países nórdicos”, remarca. “El contacto con la naturaleza a pesar de que trabajes, un concepto proporcionado nuevo”, puntualiza.

“Aprovechado y creativo”, dice Di Pietro sobre sí mismo que de día está al cambio de pañal y pensando en lo que se viene y de tinieblas se dedica a otros ingenios.

“Me gusta crear juegos de mesa”, revela sobre sus aficiones entrada la alborada. Piensa una en un parchís de colores adaptado para niños, o en reproducir con papel y lapicero unas cartas de Monopoly, pero ¡error!, deje Alessandro de cosa seria y de entretenimiento para adultos. “Tengo uno que imprimí hace un mes”, comenta. Servidora con poco mundo en lo que a estos placeres se refiere, vuelve a imaginar unos folios en blanco y irritado, pero aparece el inventor con una caja, diseñada con sumo detalle y con todas las cartas, fichas y dados. Del casino y sospechar las perras no quiere conocer carencia porque él siempre fue de torneos de cartas. “Es ficción, no tiene carencia que ver con mosca”, aclara. “¡Estrada, porta!”, dice en gallego un ludópata tramposo, que sabe que esos vocablos se usan para lo mismo en Italia.

Alessandro con las vistas desde su casa en la periferia de la capital ourensana.
Alessandro con las vistas desde su casa en la periferia de la haber ourensana.

La creación de los personajes para su pernio fue correctamente interesante. “Nigromante sombrío con túnicas en rojo y irritado que sostiene una parca, vive en el barranco donde no hay vida alguna”, describe los orígenes de un ser malvado. Dialoga Alessandro con la inteligencia fabricado para admitir un primer croquis que, con mucho trabajo, acaba sofisticando. “Cuando empiezo poco me gustaría terminarlo inmediatamente y a veces me impaciento”, confiesa su veterano defecto. La elaboración silenciosa mientras la casa duerme de esas ciento vigésimo cartas quimera, tuvo que ser un deleite, a la par que una condena.

Sostenibilidad aquí

Opina Alessandro que la producción hidroeléctrica y eólica de la provincia es potente. “El agua la explotan muy correctamente”, comenta. Sugiere no obstante que, en relación a residuos, la dirección es escasa. “No hay contenedores de plástico ni vidrio en las inmediaciones de nuestra casa por ejemplo”, y añade “siquiera en los supermercados hay productos compostables”, comenta sobre caudal que se degradan en su totalidad formando fertilizante, y que no generan residuo alguno. “Promover la mobilidad sostenible sería incluso interesante, y un poco más de verde para descender las temperaturas en el casco urbano”, su propuesta para la haber.

A la demora de lo que está en mano del gobernador -o del superhéroe de un naipe- abracemos un refrán véneto muy del gozo de Alessandro. “Tempo, cul e siori fa quel ch’i vol lori”, que viene a aseverar que hay cosas incontrolables, a conocer el tiempo, los esfínteres, y los hombres poderosos. “Italianos y españoles somos como hermanos”, dirá en otro momento este ‘ítalo-galiziano’. ¡Ma certo caro amico, certo!, en lo divino, y quién sabe si en lo mundano.

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