Un nuevo ‘hogar’ para la Vera Cruz de Valladolid


No era ayer un domingo de julio cualquiera en Valladolid, como no lo era en el resto de España, pero, en el caso de la ciudad del Pisuerga, al calor y la expectativa deportiva se sumó poco no contemplado hace tan pronto como tres semanas: el Traslado Solemne de la Casto de los Dolores de la Orilla Cruz desde la Catedral hasta la iglesia de San Miguel, templo donde va a reposar hasta la reedificación completa de la cúpula de su sede canónica, en la calle de la Platería.

Ayer, no era Lunes Santo en Valladolid, ni siquiera una tarde de Domingo de Ramos, la meteorología y la quietud en las calles así lo atestiguaban, pero la Casto recientemente coronada, acompañada de sus cofrades y de un peña de fieles que serpenteaba por las aceras en un mes propicio para las obras públicas, salió de la Catedral pasadas las siete de la tarde.

Imagen principal - Ceremonia en la Catedral y procesión por las calles de Valladolid
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Ceremonia en la Catedral y procesión por las calles de Valladolid
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Allí, en el templo metropolitano, la sagrada imagen había presidido la Culto de Acto de Gracias que ofició el metropolitano de la Diócesis, Luis Argüello. Esta suerte de ‘Te Deum’ dominical llegaba, por iniciativa del propio prelado, posteriormente de que, el pasado 25 de junio, con las obras de restauración en marcha y en cuestión de segundos, cayera a plomo la emblemática cúpula de la no menos emblemática iglesia de la Orilla Cruz, ubicada en el hace no mucho tiempo aguado atrio, y sede la hermandad del mismo nombre.

Con esta celebración, la Arzobispado y la propia cofradía querían significar el doble ‘maravilla’: la marcha de víctimas personales, en un momento en el que los operarios se encontraban trabajando en el interior del templo, y los escasos daños sufridos por las diferentes tallas que albergaba en su interior, algunas de ellas integrantes del mejor catálogo del barroco gachupin, obras maestras de Gregorio Fernández. Dos de estas tallas, tras acontecer por el ‘taller-hospital’ instalado por las Edades del Hombre en la catedral, el ‘Enlazado a la Columna’ y el ‘Ecce Homo’, ya fueron dadas de adhesión y derivadas a su nuevo domicilio provisional, la iglesia de San Miguel y San Julián, hasta la que ayer fue llevada en parihuelas la Casto.

La Catedral de Valladolid se llenó en una celebración en la que Argüello invitó durante su homilía a tener una «perspectiva providencial» con la demostración de que la Casto «ha querido que no haya daños personales ni materiales» y aprovechó para hacer la similitud de cómo «nosotros asimismo vivimos un proceso de reedificación».

«Los cimientos de la Iglesia»

«Leamos juntos la parábola de la cúpula de la Orilla Cruz y veamos la providencia», animó el prelado, quien sugirió pensar «en el edificio que formáis las cofradías, que no sois vosotros, es la cofradía», interpeló a los miembros de las hermandades presentes en el templo. «Le pasa a las cofradías y a la Iglesia europea, que descuidamos los cimientos y el edificio corre el aventura de colapsar», añadió, para concluir que «el Señor nos lumbre a cuidar los cimientos de nuestra fe».

Por aposta deseo de Argüello, el traslado procesional se realizó con sencillez. Acompañaba a la Casto y su cortejo de celebridad tan sólo el redoble de una caja, interpretado por un miembro de la extinta Cuadrilla de Cornetas y Tambores de la Cofradía. Así, con esta discreción, la Casto de los Dolores de la Orilla Cruz, asimismo conocida como la Reina de la Platería, en narración a la calle en que se levanta su templo, sorteó las vías más céntricas de la ciudad entre la devoción de unos y la observación asombrada de otros, sorprendidos de toparse, con una procesión de las consideradas ‘fuera de temporada’.

La sagrada imagen llegó a San Miguel rozando el tabla de las nueve de la incertidumbre futbolística y, con la entonación de la Salve popular, fue depositada en su motivo preferente. Allí, aguardaban ya, pacientes, el «Enlazado a la Columna’, en la nave de la Esquela, y el ‘Ecce Homo’, en la del Evangelio.

Ahora, cofradía y Arzobispado han de afanarse en elaborar un plan no comercial, por si fuera necesario, para la Semana Santa de 2025, toda vez que algunos de los grandes actos tienen como epicentro la iglesia de la Orilla Cruz y su entorno.

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