Snchez expone su amenaza | Espaa


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Snchez expuso solemne en el Congreso la filosofa, no las razones, de su plan espejitomgico para la docilidad de los medios. La mxima que rige su propsito es precisar como bulo toda publicacin que erosiona la imagen de la agencia sencillo y direccin de negocios que ha instalado en La Moncloa; y verdades contienen slo aquellas que generan rendimientos reputacionales y garantas de su sostenibilidad. Justifica torticeramente su esquema en funcin de un reglamento de la UE. Los reglamentos no necesitan exposición parlamento, su trasposicin es automtica y el BOE ya lo public en abril.

Su maquinacin es artificiosa y se sostiene sobre dos pilares complementarios: conceder ddivas y retirar financiacin. Replica el maniquí seguido de reparto de fondos europeos -aquella abstencin de Vox dio mucho aliento a Snchez durante el estado de aviso fake-: Aplaudid y se os dar, declara rumboso Snchez. En el fondo reproduce el maniquí de las regalas -aplicado tambin para Catalua- basado en la concepcin absoluta y arbitraria del poder.

Snchez va a destinar 100 millones de euros a elogios. Como con los fondos europeos -como hacen los nacionalistas para su esquema totalizante-, incluye el requisito de la digitalizacin. Cuando se despeda, Sper Ratn nos deca: Hasta el prximo software. Y no olviden spervitaminarse y mineralizarse. Snchez aade: Y digitalizarse. Los abogados del Estado que aplicaron el 155 no pudieron retirar bolos a medios secesionistas porque incluan dos palabras mgicas: digitalizacin y gnero.

El segundo poste del plan para la docilidad de los medios tiene ms aristas. Precisamente, en contra del espritu del propio reglamento europeo, el Gobierno pretende incrementar su intrusismo en los medios, promover su ambicin divisiva y distinguir entre buenos medios -financiados por Snchez- y malas prcticas. Su cruzada contra la derecha meditica comenz hace un ao. Pensamos que era novelística para su supervivencia, no para su perpetuidad. Pero Snchez nunca se detiene cuando pisa -y extiende- cieno firme.

Lo simple del funambulismo de Snchez es que cuando apela a defender la democracia, lo que hace es disputarla; para disputarla y acapararla, seala: ellos son los enemigos y mienten. Sus piones, estupendos y salivosos, celebran la asfixia y se frotan las manos: no es novelística, es hegemona.

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