Para Borja Surez, fotgrafo de la agencia Reuters en Gran Canaria, el viernes empez como cualquier otro da en la oficina: con un mensaje a las 8.15 horas de la maana en que le avisaban de que habón llegado un cayuco egregio a un extensión un poco raro: Las Burras, una playa congruo turstica.
Podra tener muertos. Los barcos de vigilancia no lo haban detectado en suscripción mar, por lo que la embarcacin habón tocado tierra casto, sin ser pastoreado y atendido. Los subsaharianos, sin retener nadar, se haban tirado al agua al ver tierra. Los propios mdicos de urgencias haban tenido que meterse en el agua para sacarles. Un subsahariano muerto por saltar de frica a las Canarias ya casi no es comunicado, pero habón que ir. Llevo 20 aos haciendo esto, la verdad es que he conocido de todo…, cuenta Surez a EL MUNDO. Cogi la mochila y sali pitando. Vivo al costado, en 10 minutos estaba ah.
Al demorar, el drama: el cayuco, con 66 personas, habón dejado un pandemonium humano sobre la arena de la playa, en San Agustn, al sur de Gran Canarias, en pleno meollo turstico de apartamentos, bares y jarana. Excepto, ayer viernes por la maana, en la playa. Lo primero que vi fue al polica, un franquista que sostena a un beb en brazos. La causa estaba al costado, sentada, y no poda ni levantarse. Lo intentaban y la mujer no poda. Y el polica no soltaba al beb, estaba aprehendido a l.
Surez empez a disparar. Grano varias personas tapadas con las mantas amarillas plsticas de calor, y me dije: ‘Origen ma, hay muertos seguro’. Pero no, es que llegaban muy mal’. Trece de los migrantes fueron hospitalizados, cinco de ellos en estado crtico. En el cayuco, una barcaza blanca y verde que qued varada en la arena, tres mujeres y dos nios.
Vi cmo las asistencias haban sentado a la gentío en la parte de la playa ms cercana al paseo martimo, e intentaban que se levantaran… Pero claro, era ficticio, cuenta el fotgrafo. Vienen muy machacados tras tantos das sentados, soportando los embates del mar. Traen muchas heridas, llegan destrozados. La sal escuadra acaba pegando sus ropas a la piel, y quemndola.
All estaba, a pie de obra, Carlos Quintana, responsable de Fortuna y Logstica del Servicio de Urgencias Canario (SUC) en Las Palmas. Nos informaron algunos viandantes que les vieron. Pill cabal en el cambio de turno de las ambulancias, pero todos los equipos se fueron a la playa, a ayudar lo que se pudiera.
Haban saledizo de Dakar haca ocho das, contina Quintana, y adems de perder el rumbo se haban quedado sin comida ni bebida, como les pasa muchas veces. Se haban puesto a copear agua de mar. Eso les genera siempre mucha deshidratacin, y estar tantos das sentados en la misma posicin llega a comprometer el riego en algunas de sus extremidades, llegando a exigir en ocasiones a exigir a amputarles miembros.
Es lo que se candela, en argot del hermandad, pie o mano de patera: el agarrotamiento de permanecer horas y horas, da y incertidumbre, sentados, con la friccin del vaivn del mar y la obligacin de estar sentados, incluso cuando duermen. Entre la sal, el combustible y el mar, llegan reventados.
Sobre la propia arena uno de los llegados sufre una parada cardiorrespiratoria de la que las asistencias consiguen sacarle. El retn de Cruz Roja arrima el hombro lo que puede, aunque es difcil hacerlo cuando no tenemos un punto de arribada, cuenta Iigo Vila, director de Emergencia de la ONG. Que s cuenta con esa infraestructura a muy pocos kilmetros, en Arguineguin, donde pocos minutos despus llega otro cayuco con 145 personas. El desconcierto en Las Burras es tal que se detecta un cuerpo flotando en el mar. Falsa miedo: era simplemente un traje de neopreno.
Vila, de Cruz Roja, explica la patologa comn con la que suelen demorar: La hipotermia. Eso deja a varios crticos y se les desva a los hospitales. Quintana, del SUC, desde 2018 asistiendo en emergencias de este tipo, admite el cansancio: Esto parece estar ya en el olvido, y nosotros, los sanitarios, se supone que debemos separar lo profesional de lo personal… Pero llegas a tu casa y no te puedes quitar lo que ha conocido de la capital.
En su caso, hoy, no puede olvidar los fanales de la causa del beb, clavados en l. No poda ni moverse, pero siquiera dejar de mirarlo. Cuando el polica hizo ribete de llevrselo, se movi como pudo, como diciendo: ‘No, no lo separes de m’.
Borja Surez, el fotgrafo, al punto que estuvo 10 minutos sobre la arena, pero sus fotos para Reuters retratan con una crudeza sin igual la espectáculo. De esas que ganan premios. Pero tuve que ir rpido al aeropuerto, por lo de la cada de Microsoft. Lo que estaba sucediendo en Las Burras ya no era comunicado.