El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció este domingo que no buscará ser reelegido para las próximas elecciones presidenciales. A pensar de que ha expresado su apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris como su sucesora, la referéndum del candidato demócrata no está garantizada y dependerá de un arduo proceso interno internamente del partido.
Desde el anuncio de Biden, las donaciones al Partido Demócrata se han disparado. Según la plataforma de donaciones ActBlue, en las primeras cinco horas posteriormente de que Biden informara sobre su retirada y su apoyo a Harris, se recaudaron 27.5 millones de dólares de pequeños donantes. Esta monograma aumentó rápidamente a más de 46 millones de dólares, lo que ha afectado el maduro día de cobro de fondos del ciclo electoral de 2024. Esta avalancha de apoyo financiero subraya la importancia de la valor de Biden y el respaldo significativo a Harris internamente del partido.
El proceso de referéndum de un nuevo candidato
Los candidatos presidenciales se eligen durante las convenciones de los partidos. Sin secuestro, el Comité Franquista Demócrata (DNC) había planificado una votación supuesto a principios de agosto para determinar al nominado antiguamente de la convención programada del 19 al 22 de agosto en Chicago. A raíz de la retirada de Biden, este plan podría cambiar. Si la votación supuesto se cancela, el candidato se elegirá durante la convención, donde los delegados, escogidos durante las primarias demócratas entre enero y junio, tendrán un papel crucial.
Es importante destacar que los votantes no eligen directamente a su candidato preferido en las primarias, sino que designan a unos 4.000 delegados que eligen formalmente al candidato del partido en la convención.
¿Qué sucederá con los delegados?
Los delegados que se comprometieron a sufragar por Biden en las primarias no están automáticamente transferidos a Harris. Biden tendría que “liberar” formalmente a los delegados de su compromiso original, permitiéndoles sufragar según su propio criterio en la convención. Esto abre la posibilidad de que otros candidatos, como los gobernadores de California, Gavin Newsom, y de Michigan, Gretchen Whitmer, puedan competir por la nominación.
Si varios candidatos compiten por la nominación, el proceso podría convertirse en una “convención negociada” o “brokered convention”. En este decorado, los delegados negocian y votan en múltiples rondas hasta que uno de los candidatos obtenga la mayoría necesaria para la nominación. La última vez que se produjo una convención abierta fue en 1952, cuando Adlai Stevenson II y Dwight D. Eisenhower ganaron las nominaciones de sus respectivos partidos.
La posición de Kamala Harris
Aunque Harris cuenta con el respaldo de Biden, importantes figuras del Partido Demócrata han sugerido la requisito de un proceso competitivo para separar al candidato. La influyente legisladora Nancy Pelosi y el congresista afroamericano Jim Clyburn han manifestado que Harris debería enfrentarse a una “mini primaria” para proteger su candidatura y separar a su posible vicepresidente.
En una “brokered convention”, la incertidumbre sobre el nominado añade emoción y complejidad al proceso. Los candidatos negocian con los delegados, se alcanzan acuerdos a puerta cerrada y se observan las dinámicas de poder internamente del partido. Los delegados pueden sufragar por cualquier candidato en tantas rondas como sean necesarias hasta sostener un nominado, quien debe pasar la monograma mágica de 1.968 delegados.
La retirada de Joe Biden de la carrera presidencial ha desencadenado un intenso y complicado proceso de selección internamente del Partido Demócrata. Aunque Kamala Harris es una válido contendiente con el apoyo de Biden, el camino en dirección a la nominación podría estar satisfecho de desafíos y negociaciones que reflejan la naturaleza dinámica y competitiva de la política estadounidense.
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