Ourense no tempo | Sala de fiestas Vanessa



El tema del ocio es uno que cambia con cada generación y no debemos entrar en el debate sobre cuál es el mejor estilo. La realidad es que cada momento tiene su encanto.

De los bailes en las sociedades -Liceo, Orfeón, Artística, Club de Tenis, etc.- a los macroconciertos con orquestas de moda -Combo, Panorama, etc.- ha habido muchos pasos intermedios y en nuestra ciudad, si bien es legal quejarse de la escasez de salas, también es cierto que las que hemos tenido han sido líderes en su momento. La Sala Auria fue considerada una de las más avanzadas de España; 3A fue modelo para muchos otros clubes nocturnos; La sala Cumial marcó un hito en el mundo del ocio, y la que hoy nos ocupa se convirtió en un referente en el norte peninsular: hablamos de la sala Vanessa.

Pero para comenzar esta historia debemos presentar al personaje principal: Alejandro Fernández Figueroa, un empresario gallego, hoy afincado en Brasil, que durante años fue el referente del ocio en Galicia. Los restaurantes, salones de fiesta y bingos estaban entre sus preferencias, pero no dudó en incursionar en el mundo de la moda (Pele jeans) o la organización de fiestas y eventos (uno de los mejores San Froilán que se recuerdan fue organizado por él). , con su empresa de contratación). Su don de gentes le abrió puertas y le facilitó codearse con la jet set internacional. Desde alcaldes hasta presidentes de países, pasando por nombres como el futbolista Pelé o el cantante Roberto Carlos. Este vigués fue quien, tras triunfar con la sala Nova Olimpia de Vigo, decidió poner su mirada en Ourense.

Para ello, a principios de 1974 se rodeó de un pequeño grupo de inversores locales y en poco tiempo encontró la ubicación ideal y llevó a cabo la reforma. Se trataba de transformar un antiguo garaje de la calle Progreso (Garaje Campos) en una espectacular habitación. Alejandro sabía que lo más importante, más allá de las luces y zonas visibles, barra, pista… era crear atmósfera; Para ello, el personal -DJ, camareros, camarero, etc.- no podía ser cualquiera.

Fue el 30 de octubre de 1974 cuando se inauguró la sala, con la presentación de su orquesta residente, Los Almirantes, y la actuación del bailarín Rafael de Córdoba. Alejandro F. Figueroa ejerció de presentador y desde el primer momento dejó claro que Vanessa nació con la intención de convertirse en un referente del ocio gallego. Los vínculos existentes entre Nova Olimpia y Vanessa facilitaron la contratación de grandes figuras del panorama nacional e internacional, lo cual se hizo.

Los primeros pasos hacia la sala fueron espectaculares: Juan Erasmo “Mochi”, seguido de Karina y Juan Pardo. El plato fuerte: el griego Demis Roussos, al que muchos no pudieron ver porque la entrada era de 500 pesetas, una pequeña fortuna para los jóvenes. Las prisas en la programación provocaron incluso algunos errores en materia de publicidad: para los días 23 y 24 se anunció la actuación de Betty Missiego, pero al final fue Juan Camacho. Ese mes inicial acabó con otro grande internacional, el italiano Albano. El paso de los años puede llevar a engaño, pensando que era un equipo normal, pero os aseguro que en aquel año 74 fue algo realmente espectacular, a la altura de los mejores escenarios.

Esos meses habían elevado al recinto a lo más alto del ranking nacional de espectáculos, pero el hecho de ofrecer esta “inundación repentina” después de tanto tiempo de “sequía” de actuaciones me pareció un poco excesivo. El año 75 fue el año de definición de la sala. Actuaciones sí, pero alternando con las sesiones disco en las que el DJ sustituyó a la orquesta en directo. Los Almirantes se trasladan a la sala viguesa del Nova Olimpia, y Vanessa se hace con los servicios de José Antonio Balado Dapia “Balas” (cualquier día será protagonista de un artículo, ya que Balas fue uno de los pilares de la noche orensana desde el 68 , que comenzó en Boccacio, hasta 1986, cuando tocó en la sala Cumial, sin olvidar las salas que poseía: Long Play, Polaris -antes Bogart, luego Salsa-, Violeta en O Barco o M-30 en Maceda).

La falta de orquesta condicionó las actuaciones, ya que los artistas que no contaban con acompañamiento musical no podían actuar con facilidad. En ese año, los grupos de música vocal fueron los más frecuentes en el escenario de Vanessa: Yerbabuena, etc., con algún caso como el de Patxi Andión, que trajo a todos sus músicos, o los Hermanos Calatrava, que abrieron otra vía de espectáculo.

En los años 80 sufrió su primer cambio de nombre, pasando a ser Nova Vanessa., pero antes ya había experimentado otras transformaciones en su oferta. La principal, y la que abrió las puertas a muchos ourensanos de mi generación a estas salas que considerábamos para adultos (cuando abrió Vanessa yo tenía 12 años), fueron los desfiles de moda que hacían tiendas como Don Manuel, Ferrer, Pazos, Aser, Sindian, etc., organizados con la frecuente colaboración del inolvidable Horacio Caneiro, locutor de La Voz del Miño. En estos desfiles existía la versión de los viernes, en la que estudiantes de secundaria y universitarios organizaban el desfile, o mejor aún, vendían las entradas, obteniendo gran parte de las ganancias del viaje de fin de semana.

Una singularidad de la sala, hoy complicada, era que abría en horario de tarde y noche todos los días excepto los lunes. Y otra, que muchos recuerdan, era que los jueves eran días completos, oficialmente eran “jueves de mujeres” (aunque en aquellos días las chicas casi siempre entraban sin admisión), y los soldados que había en el Regimiento, en dura competencia con las jóvenes los orenses, acudían como moscas a la miel… Conozco varios casos de parejas que hoy son familias con niños y se conocieron bailando abrazados a Vanessa. ¡Esos tiempos en los que todavía les preguntabas si querían bailar!

La tercera fase del establecimiento fue cuando cambió de dirección y pasó a llamarse Glamour, con Paco Gallego al frente, pero esa historia será otro día…

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