10 años del crimen más vil a manos de unos padres


Gritos aterradores llenaron el silencio de aquella madrugada de julio: la pequeña Asunta intentaba deshacerse de un agresor que, encapuchado y vestido de negro, intentaba estrangularla. Segundos después y justo cuando el desconocido huía por el pasillo, su madre salió a auxiliarla e “intentó agarrarlo sin éxito”.

Luego de los hechos, la niña le contó lo sucedido a una amiga y le envió una fotografía con marcas de dedos en el cuello. Mientras tanto, Rosario, en connivencia con su esposo Alfonso, decidió no denunciar para no “causarle ningún tipo de trauma a su hija”. Sin embargo, esa decisión en realidad escondía un objetivo más oscuro: matar a Asunta. Para ello idearon un crimen aparentemente perfecto: drogar a la pequeña con ansiolíticos, asfixiarla y abandonar su cuerpo en un terraplén.

Adopción de medios

En junio de 2001, la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra viajaron a China para buscar a Yong Fang, una bebé de apenas nueve meses, a la que llamaron Asunta. Desde hacía más de dos años, el matrimonio, residente en Santiago de Compostela, se encontraba en el proceso de adopción internacional impulsado por la familia de Rosario.

La historia de Asunta tuvo tal repercusión en la prensa gallega que incluso la televisión autonómica quiso entrevistar a los orgullosos padres primerizos. Después de todo, era la primera vez en la historia de la región que se producía una adopción internacional de estas características. Las imágenes de aquella charla en una terraza de la ciudad quedarán siempre grabadas a fuego en la retina de la sociedad, principalmente por la tragedia que se produciría después.

Rosario Porto y Alfonso Basterra presentan en televisión a su hija adoptiva Asunta

Rosario Porto y Alfonso Basterra presentan en televisión a su hija adoptiva Asunta

Archivo

Desde sus más pequeños, Asunta se destacó por ser una niña inteligente y súper talentosa, tenía altas habilidades y don para el piano, el ballet y la pintura. A esto se sumaba una personalidad alegre y afectuosa, que se ganó a quienes la conocían. Sus vecinos, por ejemplo, la siguen recordando como un “ser inolvidable”. Y, entre sus familiares más cercanos, siempre llamó la atención sobre su especial relación con su abuelo materno Francisco de ella, a quien era muy unida.

La muerte del padre de Rosario mientras dormía, en julio de 2012, afectó mucho a la pequeña, quien también tuvo que cuidar a su abuela materna seis meses antes. El tercer revés emocional llegó el día de Reyes de 2013 cuando Rosario y Alfonso decidieron separarse.

Foto de familia de Alfonso Basterra y Rosario Porto con su hija Asunta

Foto de familia de Alfonso Basterra y Rosario Porto con su hija Asunta

Archivo

Lo que Asunta no sabía es que su padre había pillado a su madre con un amante. Esto provocó la ruptura del matrimonio y la salida del periodista del apartamento que compartían en la calle Doutor Teixeiro a otro más pequeño, a sólo veinticinco metros de distancia. Sin embargo, al parecer nada había cambiado porque Alfonso siguió cuidando a la niña.

Unos meses después de la separación, Rosario tuvo que ser ingresada en el hospital por un problema neurológico, momento que Alfonso aprovechó para pedirle a su esposa una segunda oportunidad y regresar a casa para cuidar de ambos. Lo que inicialmente pretendía unir más a la familia, se convirtió en un plan maquiavélico donde Asunta quedó fuera de la ecuación. Fue así como en junio de ese año Rosario y Alfonso idearon cómo matar a su hija.

Tejiendo el plan

En los meses previos al crimen, Asunta vivió una serie de extrañas circunstancias a las que nadie le dio la suficiente importancia. Por un lado, la agresión por parte de un enmascarado en plena noche con la única intención de estrangular a la pequeña después de que esta hubiera dejado las llaves en el contacto; y, por otro, las veces que Asunta acudía con sueño a clases de piano y ballet, o faltaba porque no se encontraba bien.


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La profesora de música declaró en el juicio que Asunta le dijo que “su madre la engañó y le dio polvo blanco que la hizo dormir durante días”. Y así fue. Desde principios de julio, Alfonso acudió puntualmente a la farmacia para comprar cajas de lorazepam, un potente ansiolítico indicado para el trastorno de ansiedad y que provoca sueño, y que se conoce con el nombre de Orfidal. En dos meses acumuló 125 comprimidos.

La pequeña Asunta Basterra Oporto

La pequeña Asunta Basterra Oporto

Archivo

El 21 de septiembre Rosario y Alfonso mataron a Asunta. Anteriormente, los tres comían juntos en la casa familiar y jugaban a las cartas. Los padres aprovecharon esta comida para darle la dosis letal de Orfidal, un total de 27 pastillas. Luego, la asfixiaron por asfixia y trasladaron el cuerpo de la adolescente a una pista forestal de Feros, en Teo, a pocos kilómetros de la casa familiar de la familia Porto.

Esa misma noche, los filicidios denunciaron la desaparición de Asunta en la comisaría de la Policía Nacional de Santiago de Compostela, pero ante las inconsistencias, ambigüedades y versiones contradictorias, los agentes empezaron a desconfiar.

Alfonso Basterra y Rosario Porto, detenidos por la policía

Alfonso Basterra y Rosario Porto, detenidos por la policía

rtve

Las sospechas aumentaron cuando unas horas más tarde y de madrugada, dos personas encontraron el cuerpo de la pequeña en un terraplén. Sin embargo, algo llamó la atención de los investigadores: su cuerpo parecía haber sido colocado suavemente, como si lo hubiera hecho alguien que la conocía. Los presentes aseguraron que la niña parecía estar durmiendo, si no fuera por el lugar donde se encontraba y los restos de una cuerda de color naranja brillante a su lado.

La autopsia descartó agresión sexual, una de las primeras hipótesis, y determinó que fue sedada con ansiolíticos antes de morir por asfixia por asfixia. La evidencia apuntaba a sus padres.

La reconstrucción del asesinato de Asunta: Rosario Porto con los investigadores

La reconstrucción del asesinato de Asunta: Rosario Porto con los investigadores

rtve

El 24 de septiembre, varios agentes de la Guardia Civil esperaron a que finalizara el velorio de cremación de Asunta antes de detener a su madre, y horas más tarde se hizo lo mismo con su padre. Rosario y Alfonso fueron acusados ​​de asesinato y la casa de Teo fue registrada.

Durante la inspección visual de la finca familiar, Rosario se mostró tranquila y relajada, incluso conversadora y bromista con los agentes. Pero, en un momento, intentó llegar a una de las habitaciones de la casa donde había dejado pruebas, el baño del primer piso.

Alfonso Basterra

Alfonso Basterra

Efe

Allí, en un cubo de basura, un guardia civil encontró una mascarilla, una “masa de pañuelos ligeramente humedecidos y una cuerda de color naranja brillante, similar, prácticamente idéntica” a la que yacía junto al cuerpo de Asunta.

Estos indicios, junto con las grabaciones de las cámaras de seguridad, que confirmaron las versiones contradictorias de Rosario sobre dónde se encontraban ella y la niña el día en cuestión, llevaron a la abogada y a su marido Alfonso a prisión provisional sin derecho a fianza. Sin embargo, ni en la investigación policial, ni en la instrucción ni en el juicio posterior se pudo averiguar el móvil del asesinato de Asunta.

Mudo e “inocente”

Parte de la sociedad esperaba que, durante la audiencia judicial celebrada en octubre de 2015, la pareja rompiera el silencio y verbalizara por qué lo hicieron, de quién fue la idea y quién acabó asfixiando a la pequeña. Sin embargo, llegado el momento, ninguno de los dos responsabilizó al otro de los hechos. Simplemente reafirmaron su inocencia.

Rosario Porto afirmó hasta en cinco ocasiones que no había matado a su hija durante su declaración, mientras que Alfonso Basterra se mantuvo tan frío que incluso espetó “soy inocente y saldré de aquí (de la cárcel) con la frente en alto”.

Rosario Porto y Alfonso Basterra durante el juicio

Rosario Porto y Alfonso Basterra durante el juicio

Atresmedia

El jurado popular no creyó ni una sola palabra, las pruebas hablaban por sí solas. Rosario y Alfonso fueron declarados culpables de la muerte de su hija Asunta y condenados a 18 años de prisión: ella como autora del crimen -Rosario asfixió a la adolescente- y él, pese a que ninguna prueba lo situaba en el chalet. de Teo, como cooperador necesario e instigador de un plan conjunto preconcebido meses atrás.


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En los años siguientes, la pareja vivió su estancia en prisión de una forma muy diferente. Rosario cayó en una depresión, acentuada por el lupus, fue ingresada en un hospital y su salud mental se fue deteriorando a pasos agigantados. Siempre proclamó su inocencia y cada aniversario de la muerte de su hija publicaba un obituario en un periódico local que decía: “Asunta Yong-Fang. En memoria. Siempre te querré. Madre”.

Un altar recuerda dónde apareció el cuerpo de Asunta

Un altar recuerda dónde apareció el cuerpo de Asunta

Efe

Rosario mantuvo esta tradición hasta el 18 de noviembre de 2020, siete años después de la muerte de Asunta y siete años de su estancia en prisión. Tras dos intentos de suicidio previos, la periodista decidió quitarse la vida ahorcándose con el cinturón de su bata en su celda de la prisión de Brieva, en Ávila. Ella tenía 55 años.

A su entierro en el cementerio de Boisaca apenas hubo asistentes salvo una comitiva de ocho personas, entre las que se encontraba su abogado José Luis Gutiérrez Aranguren, que vio cómo los trabajadores colocaban el féretro en el panteón familiar. Y junto a ella, para sorpresa de todos, se había depositado la urna con las cenizas de Asunta. Desde entonces, víctima y perpetrador se encuentran en el mismo lugar.

El día del funeral de Rosario Porto

El día del funeral de Rosario Porto

PE

Por su parte, Alfonso Basterra permanece actualmente en el centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña), en uno de los módulos de respeto bajo la clasificación de FIES (Expediente Interno de Seguimiento Especial) con características especiales. Esto implica que tiene un mayor control de las comunicaciones y una vigilancia exhaustiva, entre otras cosas, al ser un preso condenado por asesinato.

Asimismo, la trayectoria del periodista en prisión ha sido irregular. En 2015 estuvo involucrado en altercados contra funcionarios por amenazas, insultos y coacciones, y el año pasado fue cambiado de módulo cuando pasó un objeto ilegal a un preso ruso muy problemático. Sin embargo, su actitud altiva y complicada también ha pasado por un periodo de aislamiento y protocolo antisuicida, sobre todo tras la muerte de su esposa.

Rosario, Alfonso y Asunta, en una imagen familiar

Rosario, Alfonso y Asunta, en una imagen familiar

Archivo

Esta misma semana, Alfonso mantiene ese perfil bajo y sin sanciones, se muestra cooperativo y tranquilo y sigue al frente de la biblioteca. Dispone de 35 recompensas, un tipo de beneficios que otorga la comisión disciplinaria penitenciaria por, entre otras cosas, buena conducta, participación en actividades dirigidas, determinados trabajos… Todo ello hace que los internos puedan canjear estas recompensas por comunicaciones orales con familiares. o amigos, por ejemplo.

Está previsto que salga de prisión en 2031, aunque en 2025 podría empezar a disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios al cumplir dos tercios de su condena, pudiendo así acogerse a un régimen de semilibertad. Cuando llegue ese momento, la pregunta será si cumplirá o no esa promesa que hizo en una carta enviada a los productores del documental Lo que la Verdad esconde, en 2017.

Alfonso Basterra, durante su declaración en el juicio

Alfonso Basterra, durante su declaración en el juicio

Atresmedia

“Cuando recupere mi libertad tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí, ni siquiera Rosario Porto (aquí seguía viva). Sólo tengo una razón para seguir con vida, que no es otra que volver a ser un hombre libre y reencontrarme con mi chica, nunca antes. De hecho, ya he pensado en el cómo y el dónde, sólo me falta el cuándo, pero todo llega”, decía la carta.

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