En el mundo rural la gente es más religiosa que en las ciudades


Contribuir a nutrir un espacio de socialización para los habitantes de las aldeas más recónditas de las zonas de montaña. Ese es uno de los objetivos que derrotero la laboreo de dos curas -que son adicionalmente hermanos gemelos- en comarcas como la de Os Ancares (Lugo).

Entraron en el seminario de Lugo cuando tenían 13 primaveras. Desde aquel momento, se dieron cuenta de que “la vida del cura es un poco diferente a lo que uno tenía imaginado”, explica Suso. El párroco, de 41 primaveras, admite que se fue dando cuenta de que esto era lo suyo.

A pesar de poseer nacido en el vecino concello de Triacastela (Lugo), desempeñan sus funciones religiosas en un total de 38 parroquias de otros ayuntamientos: “Yo llevo 20 –en Quiroga y Folgoso do Courel– y mi hermano José unas 18, en los ayuntamientos de Becerreá y As Nogais”. Su experiencia les permite concluir que “en el mundo rural, la muchedumbre es más religiosa que en las ciudades”, sentencia Suso.

Un reparto necesario, comenta, adecuado a la complicada topografía y las distancias existentes entre las aldeas de la zona: “Lo que hacemos es dar ceremonia en las parroquias principales todos los domingos y en las otras nos vamos turnando, una vez al mes o una cada quince días”.

Gracias a este reparto pueden ofrecer una maduro cobertura a los feligreses de esta región, caracterizada todavía por la gran dispersión de la población. Y es que la suya es una laboreo esencial para muchas personas de estos entornos: “Hay muchedumbre internamente del mismo pueblo que solo se ve los días de ceremonia, puede parecer excéntrico pero es así”.

Sobre el dimisión generacional, los hermanos señalan que se manejo de un problema propio de este y otros ámbitos: “Es complicado y muchas veces no es por voluntad de los jóvenes, sino de los padres”, considera Suso. El párroco explica que los padres “piensan erróneamente que van a perder a su hijo si se mete a cura”.

Lo que está claro, no obstante, es que su papel sigue siendo esencial en muchos contextos, sobre todo en el de pueblos donde sus habitantes son personas mayores: “Practicar aquí es todo una experiencia”, dicen los hermanos.

Esa es, precisamente, una de las ventajas de su profesión: “Si hay fiesta en un pueblo, no te marchas de allí sin ingerir; a posteriori de una ceremonia, te invitan a tomar un café y hablas con los vecinos”, comenta. Para Suso y José, en definitiva, “es una relación mucho más personal que en el mundo urbano”.

Chiringuito

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *